Perro incentiva a su dueño para que vuelva a escalar

Ignacio ‘Nacho’ Lucero, un mendocino de 45 años, sufrió un infarto y un accidente cerebro vascular (ACV) cuando tenía 38 años y estaba a 7400 metros de altura. El guía montañista se encontraba en una expedición a Manaslu, la llamada “montaña del espíritu”, ubicada en la cordillera del Himalaya.

El argentino tardó varios años en recuperar el habla, caminar con normalidad y volver a trabajar, lo cual afecto mucho su autoestima y autoconfianza. Sin embargo, durante ese tiempo, Nacho nunca estuvo solo, porque encontró en Oro, su perro mestizo, un compañero inseparable para volver a cumplir su sueño.

“El movimiento y el juego fueron fundamentales”, asegura el deportista que, en 40 días, emprenderá una nueva aventura en Pakistán donde el reto será aún mayor que en su última expedición, pues la cumbre es de 8000 metros de altura, pero en esta ocasión no irá solo, pues Oro será su compañero y asistente de viaje.

“Una vecina me preguntó si tenía un perro porque desde hacía un mes, veía a Oro en la puerta de mi casa”, contó el montañista, quien decidió adoptar al cachorro y a entrenarlo poco a poco, mediante actividades y juegos que lo ayudaran a estimular ejercicios de asistencia.

“Cuando lo vi preparado para escalar, empezamos a buscar botas especiales, lentes, grampones y elaboramos un protocolo de bienestar animal (con la ayuda de la veterinaria Jennifer Ibarra) para ascender juntos”, comenta el dueño.

“Me empuja y utilizo su fuerza para avanzar. Estamos vinculados, gracias al perro pude volver a trabajar en el Aconcagua”, explica Lucero, quien corre y camina junto a Oro cuando anda en bicicleta, patines de nieve o desciende en esquí.

Al ser consultado por su estado de salud actual, Nacho argumentó lo siguiente: "Decidí utilizar estrategias de entrenamiento para el corazón, pero, también, para la cabeza. Tuve una red gigante de profesionales médicos que me ayudaron, mi familia, mis amigos, la universidad, mis exparejas, todos contribuyeron a mi recuperación”

Nacho no solo cuenta con el apoyo incondicional de Oro, también cuenta con el apoyo de toda su familia para que siga realizando sus sueños, como lo venía haciendo antes del accidente. En señal de agradecimiento, él quiere demostrar, a quienes lo ayudaron en sus días más difíciles, que pudo salir adelante.

Finalmente mencionó: “La montaña me lastimó, pero la vida me dio todas las herramientas para recuperarme, entre ellas, me dio a Oro”.