El crimen que estremeció al Perú: Claudina Herrera, la joven madre a la que le arrebataron la vida y a su bebé
Únete al canal de Whatsapp de WapaOctubre de 2005. Claudina Herrera, de tan solo 18 años, estaba en la recta final del embarazo que tanto había anhelado. Feliz y emocionada por conocer a su bebé, jamás imaginó que aceptar una simple propuesta cambiaría su destino para siempre.
En Villa María del Triunfo, la joven salió a caminar como de costumbre. En el camino, una mujer se le acercó con una oferta inusual: una ecografía 3D gratuita. Claudina, ilusionada por ver el rostro de su hija antes del parto, aceptó sin sospechar nada. Fue la última vez que la vieron con vida.
Una escena de horror en la Panamericana Sur
Cuatro días después, el país quedó en shock: el cuerpo de una mujer sin identificar apareció a un costado de la Panamericana Sur, dentro de un costal. Pronto, las autoridades confirmaron lo peor: era Claudina. Y lo más atroz era que su bebé no estaba. Se lo habían arrancado del vientre.

Miguel Herrera, su padre, declaró ante la prensa que el objetivo del crimen era claro: “La mataron para quedarse con su hija”. El caso no fue un robo ni un acto pasional. Fue un secuestro planificado y cruel.

La mujer del vientre falso
La investigación reveló que una misteriosa mujer venía merodeando por zonas populares ofreciendo ecografías gratuitas a gestantes. Otras embarazadas recordaron haberla visto, lo que permitió elaborar un retrato hablado. Así dieron con Isabel Palacios, quien terminó siendo el rostro clave detrás del caso.
Días después del asesinato, Palacios ingresó a la Maternidad de Lima fingiendo haber dado a luz. Lucía un vientre aún abultado y presentó una bebé: la hija de Claudina. Con la complicidad de una obstetra que no trabajaba ese día, obtuvo un certificado de nacimiento falso. El crimen ya tenía forma y más responsables.

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Un reencuentro marcado por el dolor
La bebé fue encontrada con vida. Cuatro días después del asesinato, fue entregada a su verdadero padre, quien la llevó al calor de su familia. La pequeña recibió el nombre que su madre había elegido con amor: Fabiana Antonella. Las autoridades destaparon una red dedicada al tráfico de recién nacidos. Además de Palacios, se identificó a un taxista, un supuesto padre falso y a la obstetra que firmó el certificado. Pero solo ella enfrentó juicio. Jamás aceptó su culpa.

Un legado en memoria de Claudina
A raíz del crimen, los padres de la joven crearon la Defensoría de la Madre Gestante y del Nonato, una institución para ayudar a mujeres embarazadas en situación de abandono. Allí, en medio de las paredes, cuelgan las fotos de Claudina y Fabiana, como un grito de justicia que no se apaga.