Errores que cometemos con los bebés que a simple vista parecen normales

Estos son los errores que ponen en peligro a tu bebé aunque parezcan de lo más normal. Ser madre no es una tarea fácil y, a pesar de, no haber una escuela donde te enseñen cómo cuidar a un hijo o enfrentar sus primeros meses podemos encontrar información acerca de ello, gracias a diversos estudios y experiencias. 

Los primeros días de tu bebé será un nuevo proceso donde tú y él empezarán a adaptarse a nuevos cambios de rutina. Lo cierto es que las horas de sueño no serán igual ni para ti ni para tu engreído. 

Una nueva relación madre e hijo comenzará a desarrollarse. Asimismo, los bebés son tan frágiles que su cuerpo se irá preparando poco a poco a su nuevo estilo de vida, por lo que, cada paso que des con él tendrá mucha importancia. Lo fundamental es informarte o preguntar a tu doctor todas las dudas. 

Los bebés desarrollan durante los primeros meses el reflejo de succión, por lo que, muchos usan un chupón en la boca. Además, de esta manera se evita que introduzcan cualquier objeto. 

Entonces, nunca amarres el chupón a su cuello, podría generarlo algún daño en esa zona. Algunas madres le echan azúcar o dulce, lo cual es perjudicial para su salud, puesto que, su organismo no está preparado para recibir ese tipo de sustancias. 

Debes lavar bien el chupón y cambiarlo como mínimo cada dos meses. A veces los niños lo tiran al suelo y luego lo regresan a la boca. Ahí pueden percibir gérmenes o bacterias.  

Los especialistas recomiendan que el uso del chupón solo debe ser durante los 9 meses de vida. Precisamente, es todo el tiempo que dura el reflejo de succión. Luego de estos meses el hábito deberá desaparecer, dado que, más adelante podría ser mucho más difícil quitarle la costumbre. 

Algunas madres creen que deben dejar llorar a su bebé, puesto que, consideran que es normal. Incluso asumen que eso podría ayudar a la formación de pulmones fuertes. Pero, en realidad no es así. 

El llanto fuerte puede generar estrés en el bebé, de manera que, su cerebro podría sufrir algún daño. Recuerda que cada parte de su cuerpo no es lo suficientemente fuerte todavía. 

Lo mejor es identificar la causa de su llanto. Puede ser por hambre, sueño, molestia, pañal sucio, etc. Si al solucionar alguno de estos motivos, podrías llamar a tu pediatra y pedirle orientación.