Encerrado, sin ropa y grabado 24/7: así fue el cruel reality que convirtió a Nasubi en leyenda en Japón
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En 1998, la televisión japonesa llevó el entretenimiento a un límite inexplorado. Tomoaki Hamatsu, un joven actor en formación, se convirtió sin saberlo en el protagonista de un experimento televisivo extremo: vivir completamente aislado, sin ropa, sin alimentos y sin contacto humano. Su única posibilidad de supervivencia dependía de los premios que lograra ganar a través de sorteos de revistas. El reality, que formaba parte del popular programa Denpa Shōnen, fue un fenómeno nacional, aunque su impacto global llegó años después, con la difusión de videos en plataformas como YouTube.
Hamatsu, apodado Nasubi (berenjena en japonés) por la animación que censuraba sus partes íntimas en pantalla, se convirtió en un ícono involuntario de la televisión de lo absurdo. Lo que para muchos fue un experimento gracioso, escondía una de las historias más inquietantes de manipulación mediática y exposición humana.

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Encerrado, desnudo y grabado las 24 horas: el inicio de un experimento sin precedentes
La premisa fue simple, pero brutal: Hamatsu fue encerrado en una habitación vacía con una cámara encendida día y noche. Sin comida, sin ropa ni ninguna comodidad, solo podía subsistir con los objetos que ganara en concursos por correo. El joven aceptó el reto sin saber que su vida sería televisada para millones.
“El único mobiliario era una mesa, una almohada y una pila de revistas. No sabía que lo verían millones”, recordó Hamatsu en declaraciones para la BBC. Los productores del show, encabezados por Toshio Tsuchiya, lo mantuvieron sin contacto con el mundo exterior, haciéndole creer que todo era un experimento privado. La censura visual de sus genitales mediante un dibujo animado de berenjena, que se volvería un símbolo cultural, marcó su identidad pública.
Nasubi nunca ganó ropa. Tampoco tuvo acceso a comida real durante largos períodos, llegando a alimentarse con comida para perros. A pesar de que podía abandonar el experimento en cualquier momento, su sentido del deber y una ingenuidad persistente lo mantuvieron en el encierro durante más de un año.
Soledad, manipulación y una fama que nació del dolor
Durante los 15 meses que duró la experiencia, Nasubi acumuló objetos inútiles como pelotas de golf, entradas al cine y hasta un oso de peluche. Logró sobrevivir a duras penas, sufriendo pérdida de peso, aislamiento extremo y episodios de tristeza profunda. “Editaban los momentos felices, pero la realidad era de hambre, vacío y desesperación”, declaró años después.
La audiencia, por su parte, reía ante los efectos de sonido, las carcajadas grabadas y los gráficos coloridos. La imagen de Nasubi se volvió familiar en todo Japón, pero él no era consciente de la dimensión de su fama. Sus diarios íntimos fueron publicados sin su autorización y se convirtieron en un éxito de ventas. Más adelante, una señal de televisión transmitiría en vivo su encierro las 24 horas, aumentando su sensación de estar permanentemente vigilado.
Una vez cumplido su objetivo de juntar 1 millón de yenes en premios, Nasubi creyó que todo había terminado. Pero fue trasladado a Corea del Sur, donde debió comenzar desde cero, esta vez en un país cuyo idioma desconocía. La pesadilla solo concluyó cuando, en una jugada final, las paredes de la habitación colapsaron y revelaron que todo había ocurrido frente a una audiencia en vivo que celebraba su “victoria”.
Un documental que revela la cara oculta de la televisión de realidad
En 2023, el caso fue recuperado por el documental británico The Contestant, dirigido por Clair Titley. El filme, producido para una audiencia internacional, reconstruye la historia sin efectos visuales ni artificios sonoros, exponiendo la crudeza de la experiencia real de Nasubi. Incluye imágenes de archivo, entrevistas actuales con Hamatsu y con el productor Toshio Tsuchiya, además de testimonios de periodistas y especialistas.
“Fue una experiencia cruel. No había alegría ni libertad”, admitió Hamatsu en el documental. Pese a todo, dice no arrepentirse: “No sería quien soy ahora de no haber participado”.

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La crítica internacional reaccionó con fuerza. Medios como Rolling Stone y IndieWire lo describieron como un ejemplo inquietante del lado oscuro del entretenimiento. Algunos incluso lo señalaron como un antecedente directo de programas como Big Brother o películas como The Truman Show.
Hoy, Nasubi ha transformado su dolor en propósito. Tras el desastre nuclear de Fukushima en 2011, regresó a su ciudad natal para ayudar en la reconstrucción y años más tarde logró escalar el Monte Everest. Ahora, invita a reflexionar sobre el papel de las audiencias y la ética en la televisión de realidad.








