El caso que engañó a todo un país: Gabriela Sevilla fingió embarazo, secuestro y un parto que nunca ocurrió
Únete al canal de Whatsapp de WapaEl 19 de octubre de 2022, el Perú se paralizó. Las redes sociales estallaron con una alerta urgente: una joven embarazada había desaparecido de camino a la clínica para dar a luz. Su nombre era Gabriela Sevilla y su historia, al parecer, era la de una madre víctima de un cruel secuestro. Pero lo que comenzó como una movilización nacional terminó siendo uno de los engaños más escandalosos y desconcertantes que se recuerdan en el país.
La falsa desaparición que conmovió al Perú
Gabriela salió de su casa en Surco aquella noche, según dijo, para dirigirse a la Clínica Internacional de San Borja. Horas después, su familia denunció que había perdido todo contacto con ella. En cuestión de minutos, medios, autoridades y ciudadanos compartían su imagen con desesperación, mientras el Ministerio del Interior y el Ministerio de la Mujer activaban protocolos especiales. Lo que parecía una tragedia materna por resolver pronto dio un giro inesperado.
La reaparición que dejó más dudas que respuestas
Dos días después, Gabriela apareció sola, sin bebé, en Villa María del Triunfo. Aseguró que había sido secuestrada y obligada a dar a luz en un lugar desconocido. Dijo que su hija, Martina, no lloró al nacer y que luego perdió el conocimiento. Sin embargo, algo no cuadraba. Fue llevada al Hospital Militar y los médicos no tardaron en confirmar lo impensable: no había señales de un parto reciente.
Una historia construida con mentiras
A medida que pasaban las horas, las pruebas médicas, las declaraciones de su expareja y los testimonios de especialistas comenzaron a desmontar el relato. Gabriela presentó una ecografía con nombre de médico, pero este negó haberla atendido. Su ex, Ramiro Gálvez, reveló que ya sospechaba del embarazo y que muchas veces ella evitó mostrar evidencias reales. Cuando revisó las recetas médicas que ella usaba como respaldo, se dio cuenta de que todo había sido falsificado.

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El engaño que costó credibilidad y recursos
La Dirección de Investigación Criminal confirmó lo que ya se temía: Gabriela nunca estuvo embarazada. El ministro del Interior, Willy Huerta, hizo pública la conclusión del médico legista y se descartó por completo que hubiera ocurrido un parto o secuestro. A nivel legal, el Ministerio Público abrió una investigación por falsedad genérica y falsificación de documentos. Según la Fiscalía, sus actos generaron un daño emocional a su expareja y un perjuicio económico al Estado, que destinó recursos en una búsqueda que nunca debió ocurrir.

¿Quién era Gabriela Sevilla?
Hasta antes del escándalo, Gabriela se mostraba en redes como una joven entusiasta, amante de los viajes y los deportes extremos. Tenía 30 años y había estudiado Hotelería y Turismo. Incluso hablaba abiertamente sobre salud mental y ansiedad. Nadie imaginó que detrás de esa imagen positiva se gestaba una mentira de tal magnitud, capaz de movilizar a todo un país y engañar a miles.
El silencio tras la tormenta
Desde que se reveló la verdad, Gabriela Sevilla desapareció del ojo público. No ha dado entrevistas, ni ha hecho declaraciones oficiales. La investigación fiscal continúa y el caso ha quedado en la memoria colectiva como una de las farsas más mediáticas del Perú, comparable con historias de ficción... salvo que esta ocurrió en la vida real.