Hombre le mintió a la Marina de Guerra, a la iglesia y a su esposa: la historia de Alexander Saucedo, el ‘mil caras’ de Callao

Durante años, Alexander Saucedo Mori paseó por las calles chalacas luciendo impecable el blanco de la Marina de Guerra del Perú. Saludaba con aplomo, hablaba de maniobras y decía tener amigos en los más altos rangos castrenses. Así se ganó la confianza de vecinos, sacerdotes y feligreses, llegando incluso a presidir la Hermandad del Señor del Mar. Pero detrás del uniforme había un personaje inexistente: Saucedo nunca formó parte de la Marina, ni fue ingeniero, ni empresario. Todo era un libreto fraudulento que el dominical Día D acaba de desmantelar.

En el barrio lo conocían como teniente o capitán de corbeta; en círculos privados, como ingeniero exitoso con empresa propia. Con esas credenciales se casó en 2013 con Rosmery Alegría, madre de su único hijo —un pequeño con autismo—, y convenció a toda la familia de ayudarlo económicamente:

“Nosotros nos casamos en octubre del 2013, a los meses de habernos conocido. Me dijo que era ingeniero y que tenía su empresa, que estaba en malos momentos porque lo habían estafado. Hasta mi mamá, que en paz descanse, sacó un préstamo para supuestamente ayudarlo a pagar sueldos de sus trabajadores”, relató a Día D.

Recién en 2023, en pleno juicio por pensión de alimentos, ella descubrió fotos de Saucedo con uniforme militar y una torta adornada con insignias navales. Alarmada, acudió a la institución: “Me fui con mis papeles a la Marina y les enseñé las fotos. Me dijeron que no estaba registrado, que no pertenecía a la institución… entendí que realmente él nunca había sido parte de la Marina”, contó Rosmery.

La capitana de fragata Claudia Burgos corroboró la estafa: “Ese señor no pertenece ni ha pertenecido a la Marina de Guerra del Perú. Se ha verificado en el sistema de recursos humanos de la institución”.

El personaje de Saucedo fue tan convincente que la Iglesia Católica lo avaló como presidente de la Hermandad del Señor del Mar, una de las agrupaciones religiosas más emblemáticas del puerto: “El sacerdote pensó que era una persona proba por el cargo que él decía tener”, explicó un integrante de la cofradía. “No lo eligió la hermandad, lo eligió directamente la Iglesia”.

Para un psicoterapeuta consultado en el reportaje televisivo, el caso ejemplifica un patrón de engaño patológico: “Estamos hablando de un nivel de mitomanía bastante alto. Como que hace una especie de caracterización de personaje: convertirse en un ingeniero que no es, hacerse pasar por un marino…”, señaló. “Además, refleja el no respetar el uniforme, que representa una autoridad. Es una persona que está cruzando la línea del gorro”.

La Marina ya prepara una denuncia penal. Según la capitana Burgos, los cargos son claros: “Está inmerso en un delito penal de acuerdo al artículo 361: usurpación de funciones. También incurre en el uso ilegal de títulos profesionales u honores por las insignias y grados que falsamente utiliza”.

Más allá del proceso judicial, queda la deuda moral y económica con su hijo. Rosmery afirma que Saucedo no cumple con la manutención desde 2019 y que sus denuncias por maltrato psicológico han sido archivadas por falta de pruebas: “Yo estoy sacando adelante a mi hijo sola. No le pido apoyo emocional ni moral, solo que cumpla como padre. Una ayuda económica sería fundamental para darle más estabilidad a mi hijo”.

Las autoridades investigan cuántas personas más pudieron ser engañadas por quien, durante años, no fue marino ni ingeniero, sino simplemente un habilidoso impostor.