Aruba: el destino wellness donde el alma, el cuerpo y la mente encuentran su lugar
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Viajar siempre es una excelente alternativa, no solo para conocer nuevas culturas, sino también para relajarnos, desconectar cuerpo y mente de las tensiones de este agitado mundo. Aruba se ha convertido en un destino ideal para hacerlo. Su mar, gastronomía y diversas actividades te invitan a vivir una experiencia wellness inolvidable desde el momento en que aterrizas en el aeropuerto Reina Beatrix.
Barriga llena, corazón contento
Desde tu llegada a Aruba, encuentras una gran variedad de espacios donde disfrutar de su rica gastronomía. Uno de ellos es The West Deck, un chinguirito frente al mar donde puedes probar deliciosas tapas acompañadas de un sabroso ají de papaya y una bebida típica llamada “La Birrita”: una botella de cerveza colocada boca abajo en una copa con limonada, ideal para refrescarse bajo el sol.
Si prefieres algo más ligero y saludable, Eduardo’s Hideaway es una excelente opción. En su carta destacan los poke bowls, pero lo que más llama la atención son sus shots de jengibre con cúrcuma y lima, ideales para un detox y para adaptarte al cambio de temperatura.

¿Eres peruano y no quieres extrañar tu sazón? Entonces visita Lima Bistró, donde los cebiches y platos están tan bien elaborados que demuestran, una vez más, que nuestra gastronomía ha conquistado el mundo.
Y si lo que buscas es disfrutar de los atardeceres, aquí van dos lugares imperdibles. El primero es Barefoot, un restaurante que ofrece una experiencia culinaria única: cenar con los pies en la arena mientras contemplas el vaivén del mar. El segundo es Infini, una propuesta fine dining con una cena de ocho tiempos a cargo del chef Urvin Croes, maridada cuidadosamente por su sommelier.
Cada uno de estos espacios ofrece algo más que comida: una experiencia sensorial completa que incluye la presentación, el servicio y un ambiente que te envuelve.

Desconexión para la mente y el alma
Muchos dirán que puedes encontrar experiencias wellness en tu propia ciudad, pero nada se compara con navegar en un velero, nadar en un arrecife o comer con vista a las distintas tonalidades del mar.
Si prefieres quedarte en tierra firme, también hay actividades memorables, como visitar la fábrica de aloe, donde puedes preparar tu propia crema hidratante o exfoliante. Además, podrás observar los famosos árboles torcidos por el viento, un espectáculo natural ideal para una caminata tranquila por la tarde.
En Aruba, la desconexión es cosa seria. Si buscas reconectar con tu lado creativo, puedes visitar Indrart Studio, un espacio artístico lleno de buena energía y hospitalidad. Allí no solo pintas lienzos: formas parte de una comunidad que te comparte historias y emociones a través del arte.

Una isla, flamencos y paisajes que se quedan contigo
Uno de los rincones más especiales de Aruba es la isla privada del Renaissance Wind Creek Aruba Resort, donde reinan los flamencos. Un bote parte cada 15 minutos desde el puerto interno del hotel para llevarte a este paraíso. Allí, entre peces multicolores y lagartijas azulinas propias de la región, encontrarás el lugar perfecto para relajarte, meditar y simplemente disfrutar.

Y si quieres algo más que arena blanca y playas refrescantes, también puedes pasear por las calles de Oranjestad. Su arquitectura neogótica holandesa en tonos pastel te transporta a un cuento lleno de color y encanto.
Más que un viaje, Aruba es una sensación que se queda contigo: una fusión de belleza, tranquilidad, sabores y colores que se resume en una sola palabra en papiamento: “Dushi”, que significa “dulce”.











