Probióticos: una opción ante la intolerancia a la lactosa
Únete al canal de Whatsapp de WapaPor: Héctor Velarde
Médico gastroenterólogo de la Clínica Ricardo Palma y el Hospital Central de la FAP
La leche es un alimento que nos acompaña cada día y está muy presente en nuestra dieta diaria, pero actualmente cada vez son más las personas que sienten ciertas molestias al ingerirla. Según el último estudio de Kantar Worldpanel, el 48 % de las mujeres y el 50 % de los hombres entre los 18 y 45 años en el Perú sufren de intolerancia a la lactosa, la cual se puede presentar en dos niveles: leve y severo.
Al momento de la consulta, las principales interrogantes de los pacientes son ¿por qué tengo esta condición?, ¿cómo la combato y evito sus molestias? El primer paso para atacar la enfermedad es estar informado y saber que esta patología se produce por la baja cantidad de lactasa —enzima encargada de digerir el azúcar de la leche— en nuestro organismo.
Si se trata de intolerancia leve o transitoria (como la producida por parásitos como la Giardia), es posible seguir una terapia de reintroducción de lácteos en pequeñas cantidades acompañada del uso de probióticos sin lactosa. En estos casos, es recomendable consumir el probiótico Bacillus clausii, pues ayuda a recuperar la estabilidad intestinal.
En caso se trate de una intolerancia severa, la reintroducción de lácteos no funcionará y será necesario iniciar una dieta libre de lácteos. Ante esta situación, es también una buena opción el consumo de Bacillus clausii porque ayudará a regenerar el pH de los pacientes y, además, colonizar el tracto intestinal y producir cambios positivos en la microbiota. Pero, atención, además es importante tener en cuenta que la ausencia total de leche puede provocar algunas deficiencias, ya que se dejarían de obtener los nutrientes que esta aporta (proteínas, vitaminas y minerales, en especial la vitamina D y el calcio). Por ello, se deben incorporar en la dieta otros alimentos que compensen esta carencia.
El consumo de probióticos no es propiamente un tratamiento contra la intolerancia a la lactosa, sino una forma de mejorar las consecuencias que en el sistema digestivo genera un periodo largo de exposición a lácteos en un paciente intolerante.