Creyeron que eran fresas, pero era cáncer: el devastador diagnóstico de una niña británica
Únete al canal de Whatsapp de WapaTodo comenzó cuando Taliyah, una niña de solo 5 años, presentó vómitos tras comer fresas. Los médicos, sin realizar pruebas adicionales, le dijeron a su madre que se trataba de una reacción alérgica leve. Sophie Whitworth, confiando en el diagnóstico, regresó a casa con la tranquilidad de que era algo pasajero.
Pero los síntomas no se detuvieron. Al contrario, con el paso de los meses se sumaron señales más alarmantes: dolores de cabeza constantes, desequilibrio al caminar, cambios de humor severos. Sophie volvió al hospital en varias ocasiones, pero las respuestas seguían siendo vagas y minimizaban la gravedad del caso.
El día que todo cambió: “¡Hagan algo por mi hija!”
El 18 de julio de 2018, Taliyah se desmayó en plena escuela. Su madre la llevó de inmediato a urgencias y, esta vez, exigió que se le realizara una radiografía. El personal del hospital, en lugar de escucharla, intentó retirarla del lugar. “Me llamaron a seguridad, pensaban que exageraba. Yo solo quería que la revisaran”, recuerda Sophie.
Finalmente, y gracias a su insistencia, los médicos accedieron. Lo que encontraron fue devastador: un tumor cerebral del tamaño de una pelota de tenis. Taliyah fue diagnosticada con meduloblastoma, un tipo de cáncer cerebral que afecta especialmente a niños.
Cirugía, radioterapia y una nueva batalla
En los días siguientes, Taliyah fue trasladada a otro hospital donde se le drenó líquido cefalorraquídeo. Luego enfrentó una cirugía de 14 horas para extirpar el tumor. A esto le siguieron 30 sesiones de radioterapia y nueve meses de quimioterapia.
Durante siete años, su recuperación fue estable. Las ecografías anuales no mostraban actividad anormal. Sin embargo, el 3 de mayo de 2025, la pesadilla volvió: el tumor reapareció.

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Una madre que no se rinde y una campaña por esperanza
Frente al nuevo diagnóstico, Sophie lanzó una campaña en GoFundMe para recaudar fondos destinados a terapias complementarias en casa, como una cámara hiperbárica de oxígeno. Hoy, más que nunca, levanta la voz para advertir a otros padres:
“Si algo no se siente bien, insistan. Ustedes conocen a sus hijos mejor que nadie. No se callen”.
Taliyah, que ahora tiene 12 años, continúa luchando. Su historia es una prueba del valor de la persistencia, el amor incondicional y la intuición de una madre que no aceptó un “no tiene nada” como respuesta.