Científico peruano fingió crear vacuna contra el COVID y terminó inventando virus más letales

Durante los meses más oscuros de la pandemia del COVID-19, cuando la ansiedad por encontrar una vacuna era global, un joven peruano se convirtió, de la noche a la mañana, en símbolo de orgullo nacional. Decía trabajar en China, liderar investigaciones para una vacuna universal y haber sido parte de organismos de salud en Asia. Su historia fue contada por medios, replicada por el Estado y celebrada por miles. Pero había un problema: nada de eso era cierto.

El protagonista de esta farsa se presentó como un brillante investigador de 29 años radicado en Asia desde hacía casi una década. Supuestamente, formaba parte de un equipo de élite con más de 80 científicos de la empresa CSPC en China, y trabajaba en una vacuna que protegería contra todas las cepas del coronavirus.

En televisión apareció con bata de laboratorio, hablando de sus credenciales en ingeniería genética y biotecnología. Hasta dijo haber colaborado con el Ministerio de Salud de Vietnam y centros epidemiológicos chinos. Para reforzar su imagen, mencionó cargos académicos, becas y un supuesto rol como jefe de departamento.

Incluso advirtió sobre nuevas y letales variantes del virus, a las que bautizó como “Covid-20” y “Covid-21”.

La verdad se derrumbó cuando Katty Lau Lei, estudiante peruana en una universidad china, lanzó una alerta pública en redes sociales. Revisó los datos de este supuesto científico y descubrió que no estaba registrado en ningún colegio profesional en Perú. Tampoco tenía publicaciones científicas, ni aparecía en bases de datos académicas.

Tras investigar más a fondo, se reveló que el joven era en realidad estudiante de Dirección y Gerencia Cinematográfica en la Academia de Cine de Beijing. Incluso había dirigido una película trilingüe (peruano-chino-mongola) y subido el tráiler a YouTube, bajo el canal Dreamix Pictures.

Uno de los primeros en amplificar su historia fue Agencia Andina, fuente oficial del Estado peruano. A partir de ahí, su “logro científico” fue replicado en programas de televisión y diarios nacionales sin la más mínima verificación. Cuando la verdad salió a la luz, varios medios tuvieron que retractarse públicamente. América Noticias, por ejemplo, ofreció disculpas al reconocer que difundieron información no verificada.

El periodista Hugo Coya Honores calificó el caso como “uno de los mayores engaños de los últimos tiempos en Perú” desde su cuenta de Twitter.

Luego del escándalo, el falso científico desapareció del foco mediático. Aunque su perfil en redes sociales siguió activo por un tiempo, dejó de hablar sobre temas científicos. Increíblemente, en enero de 2024, se informó que recibió un doctorado honoris causa en Trujillo, otorgado por el polémico “Colegio Iberoamericano de Doctores”, y fue nombrado coordinador en China del CIDOC, una entidad sin respaldo académico reconocido.