Ser un buen samaritano provocó que lo echaran del trabajo. Este es el caso del ciudadano venezolano Ángelo Torrelles, quien denunció que fue despedido de su centro de labores por ir a ayudar a las personas atrapadas en el derrumbe del último sábado en Centro de Lima, donde una obra clandestina aún mantiene sepultado a un hombre.
El hombre narró que dejó su puesto de jalador de calzado en una de las tiendas aledañas cuando ocurrió el derrumbe. Su primera reacción fue socorrer a las personas que quedaron atrapadas en los escombros.
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“Me alejé unos 30 minutos de mi área de trabajo. Cuando llegué al lugar del hecho, de lo ocurrido el sábado, comencé a decirle a la prensa la situación ocurrida, porque yo fui uno de los testigos principales que entró al derrumbe, en el cual ayudé a las personas que estaban debajo de los escombros”, sostuvo a RPP.
Sin embargo, según su relato, al regresar a su tienda tras ayudar en lo posible, su empleadora lo recriminó por abandonar su puesto de trabajo y lo despidió en el acto, pese a que él le explicó las razones de su ausencia.
El extranjero también afirmó que él dio el primer aviso de que había una persona más atrapada en lo más profundo de los escombros pero “no me quisieron prestar atención”.
Ángelo Torrelles ahora hace un pedido de ayuda. Él no desea la caridad de la gente, sino que busca una mano solidaria para conseguir un nuevo trabajo para poder mantener a sus cinco hijos.