¡Increíble pero cierto! Descubre por qué los romanos usaban orina para lavarse los dientes
Únete al canal de Whatsapp de WapaCuando pensamos en la higiene dental, probablemente nos vienen a la mente cepillos modernos, pastas de dientes con flúor y enjuagues bucales refrescantes. Pero en la antigua Roma, las costumbres de limpieza dental eran radicalmente diferentes y, para los estándares actuales, bastante impactantes: ¡usaban orina para lavar sus dientes!
El curioso hábito romano explicado
Aunque suene increíble, este peculiar método tenía una base química bastante lógica. La orina contiene amoníaco, un compuesto conocido por sus propiedades limpiadoras y blanqueadoras. En ausencia de dentífricos modernos, los romanos utilizaban este recurso natural para eliminar manchas y mantener los dientes limpios.
El proceso consistía en recolectar orina, que era fermentada y luego empleada como enjuague bucal. Si bien puede parecer poco higiénico desde nuestra perspectiva actual, en aquel entonces era una práctica comúnmente aceptada, respaldada por los conocimientos limitados de química y salud dental de la época.
¿Por qué la orina?
La elección de la orina no era tan extraña como podría parecer. El amoníaco, presente en la orina, es un agente limpiador eficaz que aún hoy se utiliza en algunos productos de limpieza modernos. Los romanos, sin saber exactamente por qué funcionaba, aprovecharon este compuesto para mantener una sonrisa reluciente. Además, la orina era un recurso abundante y fácil de obtener, lo que lo hacía accesible para todas las clases sociales.
El comercio de orina: un negocio rentable
En la antigua Roma, la orina era tan valiosa que se recolectaba y comercializaba. Las “vasijas de orina” se ubicaban estratégicamente en espacios públicos para que las personas pudieran contribuir al suministro de este preciado líquido. Incluso el emperador Vespasiano llegó a imponer un impuesto sobre su recolección, conocido como el "vectigal urinae".
¿Funcionaba realmente?
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Aunque el método pueda parecer poco atractivo, es probable que las propiedades limpiadoras del amoníaco contribuyeran a mantener cierta higiene dental. Sin embargo, la falta de conocimiento sobre bacterias y la ausencia de otros métodos modernos de cuidado oral significaban que los romanos aún sufrían de problemas dentales comunes, como caries y enfermedades de las encías.
Una lección histórica en higiene
Este hábito, aunque impactante, nos recuerda cuán ingeniosa puede ser la humanidad al encontrar soluciones con los recursos disponibles. También nos hace reflexionar sobre cómo las prácticas consideradas normales en una época pueden parecer extrañas o incluso repulsivas desde otra perspectiva histórica.
Del pasado al presente
Afortunadamente, hemos recorrido un largo camino desde los días en que la orina era el principal limpiador dental. Pero esta peculiar práctica romana sigue siendo un testimonio de cómo la humanidad ha evolucionado en su búsqueda por mejorar la salud y la higiene.
Así que, la próxima vez que levantes tu moderno cepillo de dientes, recuerda con gratitud lo lejos que hemos llegado en el cuidado bucal. Y, sobre todo, agradece que ya no necesitamos mirar a las vasijas de orina para mantener una sonrisa brillante.