Mujeres se disputan un gatito con un juicio de más 26 mil dórales
Únete al canal de Whatsapp de WapaTener una mascota en casa implica gran responsabilidad ya te generan gastos tanto en comida como atención médica. Sin embargo, un gatito podría generar un gasto de más 26 mil dólares.
Sí, así como los lees. El caso registrado en Londres, Inglaterra ha sonado en todo el mundo debido a que a un gatito llamado Ozzy ha generado un gasto extremadamente alto a las dos personas que cuidaban de él. Conoce de qué se trata.
Resulta que el gatito de pelaje gris con blanco de nombre Ozzy y que vive en el adinerado barrio londinense de Brackenbury Village, Inglaterra tenía una doble vida, pero pronto esto sería descubierto.
La familia y dueña de este gatito se encontraban muy tristes por sus constantes ausencias, por lo que para seguir todo lo qué hacía cuando se desaparecí de casa, decidieron ponerle un GPS para rastrearlo y resulta que Ozzy pasaba muchas horas en la casa de la vecina, según explica el medio AFP.
En ese momento se supo que la vecina no solo alimentaba a Ozzy, también lo había llevado al veterinario, lo cuidaba y hasta le había colocado un collar donde figuraba su número de teléfono en caso de pérdida, es decir, lo había adoptado pensando que es un gatito que no tenía hogar.
Ante ello, la dueña de Ozzy llamada Jackie Hall inició una batalla legal en 2015, la cual se ha prolongado por cuatro largos años y en la demanda pedía que no lo alimentara y que cada vez que iba a su casa, lo botara.
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Sobre estos pedidos, la mujer de nombre Nicola Lesbirel, que había estado alimentando al gato, se defendió y dijo que no hacía nada malo y que el animal era una criatura sensible. “Es amado y mimado, está muy apegado a su territorio y a mí”, escribió.
En tanto, la psicoterapeuta respondió: “No es tu gato y no te lo vamos a dar”. Los propietarios recurrieron a un reputado abogado para ganar la demanda. Por este tiempo de demanda, ambas familias gastaron más de 20.000 libras (26.000 dólares).
Finalmente, luego de varios años ambas familias llegaron a un acuerdo en el cual la vecina aceptó limitar sus interacciones con el curioso gatito.