Actuó en Pasión de Gavilanes, logró el éxito mundial y ahora trabaja como conductor y repartidor en Estados Unidos
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Pasión de Gavilanes fue una de esas producciones televisivas que logró conquistar audiencias a nivel mundial con la historia de tres hermanos y tres hermanas que terminan enamorándose. Como ocurre frecuentemente en este tipo de relatos, sus relaciones atraviesan diferentes etapas hasta alcanzar el tan esperado final feliz.
Sin embargo, la vida real a menudo supera a la ficción y muchos actores que, en su momento, conquistaron los hogares del público con sus personajes, optaron por tomar otros caminos para progresar y salir adelante, dejando atrás su pasado actoral y demostrando gran esfuerzo en ocupaciones ajenas a su profesión original.
Uno de los rostros más recordados de esta exitosa novela colombiana, que incluso tuvo una segunda temporada, recientemente compartió su experiencia personal. De ser un actor reconocido pasó a desempeñarse como repartidor y conductor en Estados Unidos.

¿Qué pasó con Andrés Felipe Martínez?
Andrés Felipe Martínez es el recordado intérprete del villano Malcom Ríos en esta intensa historia. Su vida cambió por completo, dejando los escenarios y estudios de grabación para dedicarse a labores de transporte de mercancías y enfrentarse a difíciles momentos económicos. Durante este tiempo, tuvo que realizar tareas como limpiar y cargar objetos pesados, trabajos que no había realizado antes.

El propio actor relató su experiencia al programa Lo sé todo Colombia, donde explicó el proceso de cambio que vivió y los motivos que lo llevaron a abandonar su país. El divorcio y la necesidad de brindar una mejor calidad de vida a sus hijos, Pablo, Isabella y Gabriel, fueron determinantes para tomar esta decisión hace tres años, pese a las dificultades que esto implicaba.
"A mí me tocó duro, me tocaba levantar cajas de hasta 100 libras que enviaban a Colombia y Venezuela con comida”, narró el actor, quien también participó en novelas como La mujer en el espejo y Pedro el Escamoso. Tras mucho esfuerzo y dedicación, consiguió estabilidad en el ámbito de la logística y el transporte. “Aquí se vive para trabajar. Trabajas, duermes, trabajas, duermes… y sin familia, es muy duro. Hay mucha soledad”, confesó.
A pesar de las dificultades, se muestra agradecido por la oportunidad de tener ingresos constantes: "recibir un cheque cada 15 días, eso no tiene precio. Gracias a eso puedo enviar dinero y darles de comer a mis hijos, y eso vale más que cualquier otra cosa", expresó. Todavía es reconocido por quienes lo recuerdan, quienes le solicitan fotos y se sorprenden al conocer su ocupación actual. Sin embargo, Andrés valora su trabajo y su esfuerzo diario. "La verdad, no me duele el ego porque estoy haciendo lo necesario para sacar adelante a mis hijos. Y eso es más valioso que cualquier fama o reconocimiento”, afirmó el artista de 63 años.
Lo más complicado de su nueva vida no ha sido el cambio de ocupación, sino la distancia con sus hijos, quienes, a pesar de la separación, son su mayor fuente de motivación. Por ellos da lo mejor de sí. ¿La actuación? Continúa presente en su vida y, siempre que surge la oportunidad, participa en proyectos con el mismo compromiso y cariño de siempre, brindando su talento a un público que aún lo recuerda con afecto y admiración.









