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16 Abr 2020 | 19:10 h

Caso Angie Jibaja: ¿Por qué tenemos la tendencia de culpar y juzgar a la víctima?

La especialista Beatriz Ramírez señala que la sociedad crea una conexión entre la agresión recibida y el pasado de la persona para determinar si fuiste una “buena víctima”, sin darse cuenta de que minimiza el problema de fondo.

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    wapa.pe

    El pasado Viernes Santo, la vida de Angie Jibaja corrió gran peligro al ser baleada por su pareja de 74 años, Ricardo Márquez Micheli. Ella sufrió un intento de feminicidio, pero la gran mayoría de peruanos solo se centró en juzgarla.

    En nuestra sociedad, cuando una mujer es víctima de violencia, lo primero que se hace es averiguar su pasado, pero el énfasis no se pone en los hechos de violencia que le pudieron haber ocurrido, sino en los antecedentes de su vida privada, sentimental y hasta sexual.

    Ante esto, Wapa.pe consultó con la abogada y docente de derecho Beatriz Ramírez sobre por qué existe la tendencia de juzgar a la víctima en lugar de enfocarnos en el problema central. “Angie Jibaja, debido a que es una persona pública, lo que hace es exponer un patrón de conducta que pasa en el Perú y en todos lados”, enfatizó.

    La especialista considera que ante un caso de violencia, que puede llegar al feminicidio, lo primero que se hace, ya sea en el sistema de justicia o en la misma sociedad en sí, es tratar de crear una conexión con su pasado para determinar si fue una “buena víctima”.

    “Si tu no has sido una buena persona, de carácter correcto o de comportamiento ejemplar, es como si fueras menos víctima de lo que te está ocurriendo. Esa forma de pensar tiene una serie de estereotipos y por eso está prohibida por ley”, manifestó Ramírez.

    “En nuestro país, la Ley 30364 regula la violencia contra las mujeres. En este reglamento se señala que está prohibido que en los casos de violencia se juzgue el antecedente de la vida de las personas. Porque al caer en eso, hay ciertas personas que no tendrían protección”, agregó.

    En ese sentir, la experta pone como ejemplo concreto a una mujer que se dedica a la prostitución -labor muy criticada por la sociedad-. “Esta persona no podría ser reconocida como víctima de violencia sexual si se centran en el antecedente de su vida”.

    Este hecho en particular es una gran oportunidad para reflexionar acerca de la ligereza con la que asumimos un feminicidio, donde la víctima no espera estar en el lugar de los hechos ni ser parte de lo ocurrido.

    “Jamás Angie Jibaja, y la señorita que la acompañaba, se iba a imaginar que este señor iba a disparar. Mucho menos, los policías que acudieron a la clínica pensaron que se iba a desatar una balacera. Esto sucede porque los casos de violencia son así, inesperados”, enfatizó Ramírez.

    Este caso demuestra que no hay un escenario especial para la violencia o un patrón exacto de agresores. Muchos casos de feminicidio se desatan de esta manera, por lo que no se debería considerar el pasado de la víctima, ni mucho menos su actuar, porque que la violencia es imprevista.