La hija de Tula Rodríguez sorprendió al contar abiertamente sobre la condición que padece y cómo ha sido vivir con esa condición.
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Valentina, hija de la conductora Tula Rodríguez, compartió recientemente una historia que conmovió a muchos: fue diagnosticada con microtia unilateral, una condición congénita poco conocida que afecta el desarrollo del oído externo y puede comprometer la audición. Su testimonio ha despertado conciencia en cientos de familias que podrían enfrentar una situación similar sin saberlo.
La microtia unilateral, como su nombre lo indica, afecta solo uno de los oídos. Si bien no es frecuente, tampoco es un caso aislado, y con el diagnóstico oportuno, quienes la padecen pueden llevar una vida completamente funcional. Valentina expresó con serenidad:
“Nací con una condición que no conocía y hoy puedo hablar de ella sin miedo”, marcando un paso importante hacia la visibilización de esta discapacidad auditiva.
La microtia puede aparecer como una anomalía aislada o como parte de un síndrome más complejo. Según información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), esta condición se origina durante las primeras semanas del embarazo. Su manifestación varía entre una oreja de tamaño menor hasta la ausencia completa del pabellón auricular (anotia).
Se presenta comúnmente de forma unilateral (en un solo lado del rostro), con mayor frecuencia en varones y del lado derecho. Además, en algunos casos, puede afectar el canal auditivo, generando pérdida parcial o total de la audición.
Se clasifica en cuatro niveles según la severidad:
Aunque aún no se conoce una causa única, existen algunos factores de riesgo relacionados:
Generalmente, se identifica al momento del nacimiento. Para evaluar su alcance se realizan:
Las decisiones médicas varían según el grado del diagnóstico. Si hay pérdida auditiva, se pueden utilizar dispositivos especiales que estimulen el desarrollo del lenguaje. En cuanto a la estética, existen opciones quirúrgicas reconstructivas que se pueden realizar entre los 4 y 10 años.
El enfoque emocional también es fundamental. El acompañamiento psicológico y la participación en comunidades de apoyo permiten que niños y familias enfrenten la situación con confianza. Como Valentina dejó en claro: “Esta condición no me detiene. Me hace diferente, no menos capaz”.