Padres luchan por sacar a su hijo autista del hospital donde está internado desde hace 20 años
Únete al canal de Whatsapp de WapaEn Inglaterra, durante 20 años, cien personas con problemas de aprendizaje y autismo fueron retenidos en hospitales especializados, así lo informó la BBC. El medio inglés hizo este hallazgo cuando realizaba una investigación del caso de Tony Hickmott, un hombre autista que fue ingresado en una institución mental desde 2001.
Desde hace mucho tiempo, los padres de Tony Hickmott se encuentran luchando para que su hijo sea trasladado a una comunidad cercana a ellos.
La BBC, gracias a su investigación, reveló que lograron anular la orden judicial que había impedido informar sobre el caso.
La jueza principal Carolyn Hilder ha descrito el proceso para encontrar un paquete de atención adecuado que le permita a Hickmott vivir más cerca de su familia como algo "glacial", con retrasos "atroces".
Actualmente vive en una Unidad de Evaluación y Tratamiento (ATU, en sus siglas en inglés) diseñada para ser un espacio seguro a usar durante una crisis, es decir, para estancias cortas. Está a dos horas en coche de su familia.
Esta semana, la jueza Hilder levantó la orden de anonimato sobre el caso de Hickmott. Dictaminó que era de interés público permitir que se informaran sobre los detalles. Dijo que había estado "detenido durante tanto tiempo" debido en parte a la "falta de recursos".
Como muchos jóvenes autistas con problemas de aprendizaje, Tony Hickmott tuvo problemas mientras se convertía en adulto. En 2001, fue ingresado en una institución bajo la Ley de Salud Mental. Ahora tiene 44 años.
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“Nos dijeron que lo tendrían allá nueve meses, hasta que encontraran un lugar adecuado para él en el área de Brighton (ciudad costera del sur de Inglaterra)”, dice su padre, Roy Hickmott, de 78 años.
En 2013 los psiquiatras certificaron que Tony era “apto para el alta”, pero todavía está esperando que las autoridades le encuentren un lugar con el nivel adecuado de atención para sus necesidades.
“Si hubiera asesinado a alguien ahora estaría en la calle. Ha perdido tiempo de estar con su familia, en su hogar”, dice su madre Pam, que tiene 81 años. “Es solo una sombra de quien solía ser. Hay muchas más familias como nosotros, llorando y gritando. Somos las voces de nuestros hijos”.