Este ritual, que consiste en consumir una uva por cada campanada, se asocia con el deseo de atraer fortuna, amor y salud durante el Año Nuevc.
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Las 12 uvas se han convertido en un símbolo infaltable para recibir el Año Nuevo, pero su verdadero significado suele pasar desapercibido. Detrás de este sencillo ritual se esconde un origen poco conocido que explica por qué se mantiene hasta hoy. No se trata solo de deseos ni de suerte. Conoce la historia que dio inicio a esta tradición tan popular.
El ritual de ingerir 12 uvas justo al inicio del nuevo año tiene su origen en España y, con el tiempo, se extendió a distintos países de América Latina como un símbolo de buenos augurios. La costumbre está asociada al deseo de atraer fortuna, estabilidad y prosperidad durante los doce meses siguientes.
De acuerdo con el libro España, del periodista estadounidense Jeff Koehler, existen al menos dos explicaciones sobre cómo nació esta práctica. Una de ellas se sitúa a finales del siglo XIX, cuando sectores acomodados de la sociedad española comenzaron a celebrar la Nochevieja con uvas y vino espumante, siguiendo el estilo de las celebraciones francesas.
“Poco tiempo después, esta costumbre fue adoptada por ciertos madrileños que iban a la Puerta del Sol para oír las campanas de la medianoche y, muy probablemente con ironía o como burla, comer uvas al igual que la clase alta”, escribe Koehler en un artículo para la radio estadounidense NPR.
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El ritual consiste en comer una uva por cada campanada que marca la medianoche. De forma simbólica, cada uva representa uno de los doce meses del año que comienza y se asocia a deseos personales, metas o intenciones positivas.
Muchas personas se preparan con anticipación, separando las uvas y concentrándose en aquello que esperan atraer, como salud, trabajo, amor o tranquilidad emocional. Aunque no existe una forma única de realizarlo, el momento suele vivirse con especial atención y expectativa.
En algunos hogares, este acto se complementa con otras tradiciones, como brindar con una copa, vestir determinados colores o escribir deseos en papel. Sin embargo, las uvas siguen siendo el elemento central del ritual por su sencillez y carga simbólica.
Con el paso de los años, la tradición se ha enriquecido con diversas interpretaciones que varían según la cultura o el entorno familiar. Entre las creencias más difundidas se encuentran:
Aunque estas ideas no tienen base científica, todas coinciden en algo: el ritual de las 12 uvas funciona como un acto de intención colectiva que invita a comenzar el año con esperanza y propósito.