Hace unos días, Alicorp comunicó que cambiará de nombre e imagen a una de sus más emblemáticas marcas: la popular Negrita. Tras el anuncio, la sociedad peruana colapsó en un debate sin fin sobre si hacían lo correcto o no. Todo quedó evidenciado en las redes sociales, entre comentarios de odio, apoyo y burlas sin control.
Para la historiadora y profesora de la Universidad de Lima, Maribel Arrelucea, se debe celebrar el cambio, ya que se están dando los primeros pasos para acabar con el racismo en la publicidad.
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Arrelucea espera que renovar la marca “Negrita” deje consecuencias en el imaginario colectivo. “Esta acción va a mellar definitivamente en los peruanos porque ha permitido plantear el problema en la sociedad. No importa que unos digan “no veo donde está el racismo”, “por gusto es” u otras tonterías que circulan en las redes sociales”, indicó en exclusiva a Wapa.pe.
“El cambio de “Negrita” es un avance, como un granito de arena en medio de la playa, pero por algo se tiene que empezar”, continuó.
La publicidad es un agente poderoso que crea y recrea imágenes y estereotipos, por ello, la profesora sugiere aprovecharla para cambiar la mentalidad de la población. Considera que la publicidad es una de las formas en como el racismo “se instalada y reinstala continuamente”.
“No es la primera vez que la publicidad utiliza imágenes racistas. Desde que empezó la publicidad masiva a inicios del siglo XIX, utiliza el racismo. En marcas de jabones, que decían ‘te saca la grasa, te saca la negritud’ y ponen la imagen de un niño blanco que antes era negrito”.
Sin embargo, los publicistas se han dado cuenta que ahora existe una sensibilidad más marcada en la población, la cual no tolera este tipo de agravios, como ya sucedió anteriormente con la publicidad sexista u homofóbica.
“Hace 20 años atrás todas las cervezas te mostraban a mujeres en paños menores y complacientes, seducían a los hombres y demás. No faltaba más que destapen una cerveza para que salga una mujer por ahí en bikini. Hoy en día ya no existe esta publicidad. Han tenido que pasar tantos años para que la publicidad tome consciencia con respecto a las mujeres”.
Hace más de 200 años, nadie pensaba que la esclavitud era negativa, sin embargo, cuando fue abolida, la mayor parte de la población mundial perdió la cabeza y se opuso. Esto nos demuestra que cada cierto tiempo las sociedades cambian y se van volviendo mucho más sensibles con respecto a los valores y estereotipos.
“A las mujeres nos costó demasiado ir graduando la publicidad sexista, pues a los afros les está costando bastante también no ser tratados como objetos o domésticos. Esta lucha no va a cambiar ahora, pero traerá frutos”.
Parece fácil reconocer el racismo, pero nos reímos con programas cómicos que denigran a una persona gay, o tomamos como mofa representaciones de afrodescendientes con rasgos exagerados y grotescos. Quizá sea porque no conocemos el origen de estos estereotipos negativos.
La historiadora explicó que es importante decodificar porque relacionamos a estos personajes con la burla. “La gente ve una mujer afro con pañoleta o con vestido rojo de lunares blancos rápidamente y reconoce el símbolo, sin embargo, no saben que empezó con la esclavitud. Miles de personas fueron esclavizadas y eso fue natural. Se ve en los textos escolares incluso. Cuando dicen “llegaron los esclavos”, uno se imagina que son turistas, porque no condenan esa acción ni tienen una mirada crítica hacia el pasado, lo normalizan”.
“La esclavitud fue un sistema de trabajo que colocó a las mujeres africanas en la cocina o en las tareas domésticas: lavanderas, cocineras, ama de leche. Entonces ahí se creo una normalidad que continuó en la república, porque, lamentablemente, sean libres o esclavizadas, no tuvieron otros espacios donde desempeñarse. Las mujeres en general, en el pasado, no tenían otras opciones, ahora es distinto”.
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Por ello, se fueron creando un espacio donde las mismas mujeres afrodescendientes optaron para trabajar por obligación, ya que no tenían otra salida. Ese legado fue dejado a sus hijas y así con las generaciones venideras, lo que provocó una imagen grabada en la mente de toda la sociedad, lo que comúnmente se reconoce como tradición, pero solo creó un estereotipo negativo para toda la población afrodescendiente en Perú, y el resto del mundo.
“El racismo es vulnerar derechos. Imagina a niños y niñas creciendo en medio de insultos, que tipo de ciudadanos podemos tener que crecen a partir del insulto y se sienten disminuidos frente a otros. Tenemos que ponernos en los zapatos de las víctimas”, enfatizó Arrelucea.