Aplica el rubor según tu rostro y logra un efecto lifting al instante

El rubor es uno de los cosméticos más infravalorados del maquillaje, pero también uno de los más poderosos. Bien aplicado, puede darle vida al rostro, rejuvenecer y hasta esculpir los pómulos como si fueran obra de un artista. Sin embargo, muchas veces lo usamos sin pensar en algo fundamental: la forma de nuestro rostro.

Aplicar el rubor siguiendo la estructura de tu cara no solo mejora el acabado, sino que también equilibra las facciones, suaviza líneas duras o destaca lo que más te gusta de ti. Si alguna vez te preguntaste por qué a veces el rubor no te favorece, aquí está la respuesta. A continuación, te contamos cómo aplicar este básico de belleza como una profesional.

Las caras redondas suelen tener mejillas prominentes y contornos suaves. Para estilizar visualmente esta forma, el rubor debe aplicarse en forma diagonal, desde el centro de las mejillas hacia las sienes, formando una especie de "V" invertida. Esta técnica ayuda a alargar el rostro y crear la ilusión de mayor definición en los pómulos. Evita colocar rubor directamente en el centro de las mejillas, ya que esto puede acentuar aún más la redondez. Opta por tonos neutros o rosados suaves, que dan un toque natural sin exagerar el volumen. Además, puedes complementar con un toque de iluminador en la parte superior de los pómulos para estilizar más el rostro. Recuerda: la clave está en difuminar bien y usar brochas anguladas para mayor precisión.

El objetivo con los rostros alargados es dar la sensación de mayor amplitud horizontal. Para lograrlo, aplica el rubor directamente sobre las manzanas de las mejillas y difumínalo hacia los lados, en dirección horizontal. Evita alargar el trazo hacia las sienes o hacia abajo, ya que esto puede enfatizar la verticalidad del rostro. En cambio, mantener el color concentrado en el centro ayuda a “acortar” visualmente la cara. Los tonos cálidos como melocotón o coral funcionan muy bien, ya que añaden vida sin exagerar. Puedes complementar el efecto con un toque sutil de bronzer a los lados del rostro. Recuerda aplicar con una brocha redonda y suave para un acabado más natural y armónico.

Los rostros cuadrados tienen mandíbulas y frentes marcadas, lo que da una apariencia poderosa pero también puede endurecer las facciones. Para suavizar esos ángulos, aplica el rubor en movimientos circulares en las mejillas, justo por encima del hueso del pómulo, y difumina ligeramente hacia las sienes en diagonal. El objetivo es crear una ilusión de suavidad y redondez. Evita llevar el rubor demasiado cerca de la nariz o demasiado bajo, ya que eso puede acentuar la forma cuadrada. Los tonos rosados o malvas suaves son ideales, pues añaden calidez sin intensificar las líneas rectas del rostro. Complementa con un toque de iluminador en la parte superior de los pómulos para resaltar. Una brocha de corte biselado es perfecta para este tipo de aplicación.

El rostro ovalado es considerado el más equilibrado y versátil en términos de maquillaje. Para resaltar su simetría natural, aplica el rubor en las mejillas justo sobre los pómulos, con un movimiento ascendente hacia las sienes. Esta técnica acentúa las facciones sin alterar la armonía del rostro. Puedes jugar con distintos tonos según tu tono de piel: los rosados dan un look fresco, mientras que los terracota aportan calidez. Evita exagerar la cantidad, ya que este tipo de rostro solo necesita un toque de color para brillar. Usa una brocha mediana con cerdas suaves y asegúrate de difuminar bien para lograr un acabado luminoso. El objetivo es resaltar tu estructura facial sin sobrecargar el maquillaje.

Los rostros en forma de corazón se caracterizan por una frente amplia y un mentón más angosto. El objetivo al aplicar el rubor es equilibrar esas proporciones. Para ello, aplica el color en el centro de las mejillas y difumínalo hacia las orejas, en dirección horizontal y ligeramente hacia abajo. Esto ayuda a dar más volumen a la parte inferior del rostro. Evita aplicar rubor en la parte superior de las mejillas, ya que puede atraer demasiada atención a la frente. Los tonos cálidos, como coral o melocotón, aportan suavidad y naturalidad al rostro. Puedes complementar con un toque de bronzer en las sienes y en el contorno de la frente para armonizar. Una brocha redonda y suave será tu mejor aliada para difuminar correctamente.