El cierre del famoso mercado también genera incertidumbre sobre la verdadera administración del lugar, que según algunos, pertenece a una iglesia.
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El Rímac perdió uno de sus mercados más populares tras una drástica decisión municipal. Las autoridades clausuraron el establecimiento de forma indefinida, dejando a decenas de comerciantes sin sustento. El cierre se produjo por deudas de arbitrios y por no contar con los certificados de seguridad exigidos. La medida desató la indignación de vecinos y clientes que acudían diariamente.
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El distrito del Rímac se quedó sin uno de sus puntos de venta más visitados. Este 16 de septiembre, las autoridades municipales ordenaron el cierre indefinido del tradicional Mercado de Flores, generando preocupación entre vecinos y clientes habituales.
La medida dejó sin trabajo a cerca de 30 comerciantes, quienes expresaron su indignación por la situación. Según denunciaron, la administración del local, bajo responsabilidad de una iglesia evangélica, no habría cumplido con el pago de los arbitrios municipales, lo que derivó en la clausura del establecimiento.
La Municipalidad del Rímac ejecutó la clausura definitiva del mercado minorista Uniflor, generando malestar entre los comerciantes que laboraban en el lugar. La medida fue acompañada de una protesta en los exteriores del establecimiento, donde los afectados exigieron una pronta solución para poder retomar sus actividades.
De acuerdo con el informe de la Gerencia de Fiscalización Administrativa, el centro de abastos no contaba con el certificado de Inspección Técnica de Seguridad en Edificaciones ni cumplía con los requisitos de Defensa Civil. Ante estas faltas, las autoridades ordenaron el cierre y aplicaron una multa de 16 000 soles a la empresa administradora.
Los comerciantes del mercado no ocultaron su molestia tras el cierre, asegurando que llevan más de dos décadas trabajando en el lugar y que se consideran posesionarios legítimos del espacio. Además, manifestaron que la resolución de clausura fue emitida a nombre de la empresa Distribuidores de Frutas y Flores Caraz Dulzura, una razón social de la que dicen no tener conocimiento ni relación alguna.
Para los vendedores, la situación es aún más confusa, ya que aseguran que el predio pertenecería a una iglesia cristiana, lo que, según ellos, genera dudas sobre quién tiene realmente la administración del establecimiento.
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La clausura del mercado ha abierto un nuevo capítulo de incertidumbre sobre quién es su verdadero propietario. Durante la intervención municipal, un representante legal presentó una partida registral que acredita que el predio fue adquirido por la empresa mencionada a la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera, documento que respaldaría su derecho a la administración del local.
Sin embargo, los comerciantes aseguran que jamás recibieron una notificación formal ni se les dio la oportunidad de regularizar su situación antes del cierre. Exigen a las autoridades que aclaren la situación legal del espacio y que les permitan retomar sus actividades para no seguir perjudicando su economía.