¿Tus hijos no te respetan? ¿hacen lo que les viene en gana? ¿amenazas con sanciones, pero al final no cumples porque estás cansado y piensas que ya pasará? Alerta, papás. Experto advierte que un hogar sin normas solo traerá problemas en la vida futura de tus hijos.
Ofrece los siguientes consejos para alcanzar una convivencia saludable, donde la autoridad no se confunda con el miedo.
El psicólogo José Oré, profesor de la facultad de Psicología de la Universidad San Martín de Porres, explica que durante la formación de los hijos es normal un tira y afloja permanente con los padres. Ponerles límite es siempre necesario y es, finalmente, una demostración de cuidado y afecto.
Ellos se encuentran en proceso de evolución y muchos padres tienen que ir adaptándose a esos cambios sin llegar a los extremos del autoritarismo o de permitirlo todo porque eso traerá más problemas.
Comentó que el concepto de autoridad siempre está asociado al cumplimento de normas establecidas en casa, las cuales en ocasiones se rompen por un motivo que es preciso conocer y para eso hay que hablar y conversar.
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1. Prevención y promoción
“Cuando hay una conducta negativa, por lo general, los padres tienden a ser muy autoritarios, cuando de lo que se trata es de escuchar las emociones del hijo, su discurso y solo después de escucharlo, analizar si puede existir un acuerdo que evite su mala conducta en el futuro”, detalló en entrevista con el Programa Saludable Mente de Andina Canal On Line.
Para reducir al mínimo este tipo de sorpresas desagradables, aconsejó a los padres poner en práctica las denominadas actividades preventivas y promocionales.
Las actividades preventivas consisten en mantener siempre una buena comunicación con los hijos, para que aprendan a manejar mejor sus niveles de estrés, así como salir bien librado en diferentes situaciones de la vida.
De otro lado, las actividades promocionales están orientadas a ayudarlos a pensar por sí mismos, sobre las consecuencias de sus actos, sobre todo cuando no son correctos.
Por ejemplo, dijo, se podría discutir con ellos lo que pasó en la tragedia ocurrida en Los Olivos, donde más de 100 personas acudieron a una fiesta clandestina, rompiendo las reglas de aislamiento social y terminando con un saldo de 13 personas fallecidas.
Se les podría preguntar qué piensan de lo que pasó, con preguntas abiertas que les ayuden a reflexionar sobre el incumplimiento de normas, sin presionarlos, ayudándolos a ver que cada acción o decisión tiene consecuencias.
2. Sin afecto no hay efecto
Para el experto, es crucial mantener una buena comunicación dentro de la familia, la cual debe ser fortalecida con demostraciones de afecto, ya sea a través de abrazos o frases positivas.
“Del mismo modo, es bueno que dentro de las familias se resalten las cosas buenas que se hacen en casa y que se ven en otras personas y en otras familias. Eso hará que los niños tengan modelos adecuados de los efectos de una acción correcta”, anotó.
Entre las frases con las que se puede festejar el buen comportamiento de los hijos, mencionó: “Muy bien por lo que hiciste”, te felicito, estoy orgulloso de ti”, “qué bueno que hiciste esto, yo no lo había pensado antes”, “vamos aprendiendo juntos”, “esto será muy bueno para ti”.
(Foto/elsolnews)
Los padres deben resaltar las cosas buenas que hacen los hijos en casa
Destacó que la demostración de afecto es un reforzador del buen comportamiento de los hijos.
3- Construir un sistema de valores
Es importante que los menores en formación tengan un sistema de valores definido por los padres, al que puedan acudir cada vez que se encuentren ante situaciones confusas, que les obliguen a tomar decisiones.
“Por ejemplo, cuando alguien realiza una compra hay que ver que se entregue el vuelto adecuado, que haya un respeto a las normas de tránsito, que se salude a las otras personas”. Todo esto debe ser visto por los hijos en sus padres, para luego replicarlo.
Cada actividad o acción que realizan los padres va creando el sistema de valores al que el hijo puede volver cuando esté “ante una situación problemática, para que pueda recordar lo que aprendió”, lo que es correcto hacer en esos casos, tanto “en un contexto escolar, familiar, social y demás”.
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4. Derecho a estar molesto
Por naturaleza los padres siempre quieren ver a sus hijos contentos o muy dispuestos a cumplir los mandados o reglas de casa. Pero no siempre es posible.
Habrá días en que no estarán de buen humor, estarán tristes o confundidos con lo que sienten, y eso no está mal.
(Foto/blogs.iadb)
En medio de la pandemia es propicio fomentar una mayor cercanía y diálogo entre padres e hijos
“Es importante que los padres no resalten el comportamiento de sus hijos solo cuando hay emociones de felicidad o alegría, sino entender que tenemos derecho a estar molestos, o preocupados o triste frente a determinadas situaciones. A veces los papás tratan de frenar esas emociones y, en lugar de buscar un efecto saludable, hacen que el niño se retraiga y esconda sus emociones”, advirtió.
Este tiempo de convivencia prolongada es propicio para que exista una mayor cercanía entre padres e hijos, para que se fortalezcan los vínculos y conocerse mejor, sin presiones a ser de un modo definido. Es importante aprender a expresar emociones positivas y amables siempre hacia los hijos.
5. ¿Autoridad o miedo?
“La palabra autoridad es muy fuerte para los niños y por eso los papás deben explicar que la autoridad está enmarcada en una situación de respeto, asociada una buena convivencia entre los miembros de la familia, donde todos cumplen normas y deberes y en la medida que se cumplan va a generar un beneficio para todos”, anotó el experto.
(Foto/neuropedagogia)
Debe entenderse que cumplirlas traerá beneficios a todos y los empoderará como familia para afrontar situaciones complejas en cualquier momento de la vida.
La diferencia entre la autoridad y el miedo recae en el valor del respeto, explicó.
Para que esto funcione, aconsejó promover el diálogo siempre. Con los niños podrá ser más directo, para comunicar qué es lo que se espera de él o ella y explicar los efectos de las buenas o malas conductas.
Con los adolescentes será distinto: “más que utilizar frases, se deben establecer acuerdos de lo que se debe cumplir en casa. Usualmente, al adolescente le encanta ser valorado y escuchado, tomado en cuenta para una decisión familiar. Por tanto, hay que escucharlo, nunca cortarlo”.
(Foto/psicologia-online)
El experto recomendó a los padres no amenazar con una sanción o castigo y luego incumplirlo
Dijo que en consulta se está viendo a muchas familias, con hijos que quieren verse con la enamorada en medio de esta situación de emergencia sanitaria y confinamiento.
“Lo que hacen las mamás es tratar de que reflexionen, hacerle ver que pueden traer el virus a casa, que la abuela es una persona vulnerable. De esa manera el adolescente puede interiorizar ese mensaje y emplear otros canales para comunicarse con sus amigo o enamorada”.
6- Sin sanciones, más problemas
Para Juan Oré, los padres tienen que autoevaluarse para ver qué es lo mejor que puede hacerse en situaciones de desobediencia continua en sus hijos, sobre todo si son adolescentes.
“Si con el hecho de elevar la voz o mostrar un rostro adusto no funciona, hay que usar otros mecanismos. Tal vez hay que castigarle o sancionarle de forma indirecta, primero buscando una comunicación fluida entre ambos, en algo que les genere interés, para luego buscar que reflexione y se dé cuenta que ha cometido un error, el cual obviamente traerá consecuencias”.
Entre las sanciones nunca debe estar el castigo físico, sino aquello que habían pedido o les gusta más: el delivery que habían planeado toda la semana, el juego de play que iban a comprar, el acceso al celular, entre otras cosas, que deben haberse negociado previamente.
El experto recomendó a los padres no amenazar con una sanción o castigo y luego incumplirlo porque eso traerá confusión en los hijos y mayores problemas más adelante, ya que se irá perdiendo la autoridad en casa.
Evitar ser muy drásticos en todo porque los hijos podrían acatar las normas por miedo, generando altos niveles de ansiedad, tristeza, pena, culpa o incluso rabia porque nadie los entiende.
“Todo parte de un punto medio, ni un padre ausente, ni un exceso en el control. Encontrar el punto medio es todo un aprendizaje y es parte de cumplir el rol que le corresponde a cada uno dentro de la familia”, refirió.
Fuente: ANDINA