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31 Jul 2020 | 14:44 h

Vietnam registra su primera muerte por COVID-19

Señalan que una cepa más agresiva del coronavirus llegó a Vietnam.

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    wapa.pe

    Uno de los pocos países que había logrado controlar la pandemia era Vietnam; sin embargo, el viernes 31 de julio registró su primera muerte por COVID-19. De un día para el otro, el país del Sudeste Asiático pasó de la despreocupación a decenas de contagios comunitarios.

    El comité de gestión del virus informó que el primer muerto es un “hombre de 70 años residente en Hoi An (centro), que dio positivo a principios de semana”. Señalaron que el fallecido es el paciente 428 de los 509 contagiados que se confirmó.

    También mencionaron que la víctima sufría de insuficiencia renal, problemas cardíacos y neumonía, por eso fue trasladado el jueves a una clínica de Hue desde el hospital de Danang, donde había ingresado el 9 de julio sin que se le realizara la prueba de detección del coronavirus hasta esta semana.

    Esta información ha remecido a los vietnamitas, pues ellos estaban orgullosos de no registrar muertes por la COVID-19.

    Cabe señalar que, la semana pasada los vietnamitas se preparaban para celebrar sus cien días sin contagios comunitarios, un récord que nunca llegó por el sorprendente anuncio el sábado de un contagio comunitario en Danang, un hombre de 57 años que sigue ingresado en estado crítico.

    Vietnam tomó medidas más drásticas

    En el país asiático, desde mediados de abril hasta mediados de julio, no se habían registrado ningún caso de transmisión local. Sin embargo, un nuevo foco apareció el fin de semana pasado en Da Nang (centro) y se propagó a varias ciudades.

    El Gobierno teme que el coronavirus se propague a Hanói, la capital. Desde el miércoles han cerrado los bares y se han prohibido las congregaciones. Además, decretaron una estricta cuarentena y miles de personas fueron internadas en campos vigilados por el ejército en todo el país.

    Para algunos expertos, la vuelta del virus es fruto del exceso de relajación entre la población general, que había abrazado una normalidad plena con los centros turísticos abarrotados, y también entre las autoridades y el personal sanitario, confiados en que el coronavirus había sido desterrado del país para siempre.