Miles de cibernautas en Twitter alabaron el hilo del usuario @paolobenza, quien explica detalladamente por qué las clínicas cobran hasta 165 soles por un medicamento que en el sector público vale menos de 2 soles.
Tras una minuciosa explicación, el usuario manifiesta que el negocio de las clínicas está en las farmacias, pues es su principal fuente de ingreso gracias al poder que tienen las aseguradoras que controlan la salud privada, pero ¿cómo operan?
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En el hilo, Paolo Benza comienza indicando que la salud privada atiende a un porcentaje reducido de los millones de asegurados en Perú. Según SuSalud, los seguros privados solo cubren al 9% de peruanos.
“En números duros, mientras que el SIS 'cubre' a +19 millones y EsSalud a +10 millones, los privados apenas rozan los 3 millones de afiliados. Son, probablemente, los empleados de las empresas a las que sí les llegó la fase 1 de Reactiva Perú (con sus familias) y parte de ese selecto grupo que pudo guarecerse en casa durante la cuarentena".
Las aseguradas, desde hace unas décadas, tienen el control de las clínicas más importantes del país, este es el caso de Sanna, Auna y la Clínica Internacional. “Los tres están vinculados a aseguradoras y han tenido una expansión brutal en la última década, con la espalda financiera de sus respectivas matrices”, continúa el hilo.
Sanna es la red de clínicas de Pacífico, la aseguradora de los Romero (subsidiaria de Credicorp) y desde hace unos años ha comprado varias clínicas (El Golf, San Borja, Sánchez Ferrer de Trujillo, Del Sur de Arequipa, Belén de Piura). Desde 2014, comparte acciones a medias con la chilena Banmédica, que trajo a la sociedad a la Clínica San Felipe.
En tanto, la red Auna tiene bajo su poder a las clínicas Delgado y Vallesur de Arequipa. Además, maneja a Oncosalud y Enfoca. Por detrás de estos monstruos de la salud privada, viene el Grupo San Pablo, que tiene 9 clínicas y 2 centros médicos a nivel nacional, y la Clínica Ricardo Palma, que solo tiene una sede en San Isidro y una sucursal en Lima Sur.
“Luego, ya muy por detrás, viene la Angloamericana. El resto (Maison de Santé, Good Hope, Limatambo, Centenario, etc) es bien chiquito en comparación. Estas clínicas pequeñas vienen chapoteando hace años para no hundirse frente a las aseguradoras”, explica el usuario en el hilo.
Las aseguradoras les dan beneficios a sus afiliados para que se atiendan en sus clínicas a través de las consultas médicas. “Estas suelen ser el primer contacto del paciente con la clínica. Es, digamos, el canal por el que la empresa capta a su cliente”.
Sin embargo, el canal de consulta ni la hospitalización del paciente son rentables ya que no todos los casos necesitan internarse. “Ahí tienes cuartos más caros que una SUITE DEL MARRIOTT (SOLO por el espacio, sin incluir nada). Pero la verdad es que la gran mayoría de atenciones (en una situación normal) no requieren hospitalizar. ¿Qué queda? La farmacia”.
Es así como le deben aumentar el doble, triple o quíntuple del precio real sus medicinas. Su valor con seguro es igual o mayor al de la botica de barrio, pero todos los clientes lo pagan porque ya se engancharon con la aseguradora.
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“Pagan por la misma razón por la que paga una canchita de 15 mangos en Cineplanet: porque "ya está ahí", porque no tiene la información sobre los precios fuera o porque todo se encaleta con el descuento del seguro. O simplemente es que está hospitalizado y le están suministrando la medicina y cargándola a la cuenta”
Por ello, desde hace 5 años, el 43% de los ingresos de las clínicas vienen de las farmacias.