Hace unos días, vecinos de Lince entraron en pánico por la presencia de un ataúd embalado en plástico que contenía un cadáver en su interior, el cual fue abandonado en la puerta de una vivienda. El responsable del hecho fue capturado por la Policía Nacional del Perú.
El sujeto reponsable del macabro hecho fue identificado como Jorge Apagueño Barrera, nada menos que el propietario de la funeraria Divino Señor Mío. Según su declaración ante las autoridades, decidió dejar el féretro en la vía pública porque los familiares del difunto nunca pagaron por el servicio funerario ni se acercaron a recoger el cadáver.
Apagueño Barrera reveló que fue el hijo del difunto quien contrató el servicio funerario por S/. 1 300. Sin embargo, nunca pagó ni recogió el cuerpo su padre fallecido a causa del COVID-19, el cual estuvo en su funeraria por diez días.
El dueño del negocio fue puesto en libertad pero será investigado por el Delito Contra la Salud Pública, Contaminación y Propagación de Enfermedad Contagiosa.
Cabe recordar que, el ataúd fue abandonado a su suerte en la cuadra 21 de Francisco Lazo, de dicho distrito.
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Dentro de la caja mortuoria, fue hallado el cuerpo de una víctima más que deja el avance del COVID-19 en el Perú. El cajón, tirado en plena vereda, estaba envuelto en plástico de embalaje, pero fue identificado gracias a que en la cabecera se encontraba un documento que consignaba los datos del cadáver.
La Organización Mundial de la Salud ha afirmado que la enfermedad causada por el coronavirus puede propagarse de persona a persona a través de pequeñas gotas de mucosa de la nariz o la saliva de la boca. También se puede contraer esta enfermedad al tocar objetos o superficies infectados y luego agarrarse los ojos, nariz y boca.