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27 Dic 2019 | 15:39 h

Mayra Couto: "Podemos hacer que todos los días sean Navidad"

Mayra Couto nos comparte una gran reflexión de lo que realmente es la Navidad en su columna Ella baila sola.

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    Cierro este año con buenas noticias profesionales, proyectos claros y viables y mucha calma. Dicen que después de la tormenta llega la calma.

    Todas las personas que vivimos en países lejos de nuestra patria, esperamos estas fechas con muchas ganas de compartir con las personas más queridas. Conversar, compartir, comer mucho - yo siempre me indigesto de tanto pavo- pero muchas otras personas no tienen la posibilidad de pasar sus Navidades como ahora lo hace mi familia.

    Creo que es importante valorar los recursos que tenemos, las personas que nos aman y el simple hecho de vivir.

    Yo siempre creo que la mejor manera de valorar y agradecer lo bueno que nos pasa, es compartiendo.

    Mi mamá siempre me ha enseñado a compartir, y la verdad es que la satisfacción que se siente es muy gratificante.

    Y cuando digo siempre me refiero a toda mi vida.

    Cuando era pequeña, me llevaba a albergues infantiles para compartir recursos como pañales, víveres y juguetes, pero, además, para conversar con niñas y niños y que puedan pasar un momento agradable.

    También en el colegio, los alumnos y alumnas de secundaria preparaban un espectáculo que, llevaban a albergues junto con víveres y juguetes que recaudaban entre toda la institución.

    Nuestra mayor aventura familiar fue pasar Navidad fuera de casa. La Navidad ya no era para nosotros solamente, ya no era interna y cerrada. Tuvimos la oportunidad de tener una amiga en otra ciudad que nos invitó a compartir con su familia la Navidad en su casa.

    Mi mamá recaudó una cantidad de ropa, zapatos, juguetes y víveres que llenaban el carro en el que íbamos. La etiquetó por edades y tallas, las envolvió en papel de regalo. Mi hermana y yo compramos golosinas y así, recorrimos las comunidades más alejadas de Caraz. Cargados como Papa Noel, de un trineo a gasolina lleno sobretodo de amor y agradecimiento. Repartíamos lo recaudado entre las personas que encontrábamos en el camino. Y era muy emocionante la expectativa de los niños al recibir su regalo y abrirlo para descubrir qué le habían dado.

    Esta fue una gran lección para mi hermana, un momento mágico para mí y un placer grandísimo para mi mamá, el problema es que no es sostenible en el tiempo y no se puede hacer cada día.

    Sin embargo, hay maneras de seguir compartiendo cada día de tu vida. Estuve conversando con mi novio sobre estas posibilidades. Existen organizaciones que se dedican a darle soporte tanto a niños como a adultos para que sus sueños se puedan volver realidad y, con eso, llevar a nuestro país un poquito más lejos.

    Ayuda en acción, es una organización de éstas que, felizmente, conocí hace unos años. Lo que hacen estas mujeres bravísimas es llegar a comunidades de bajos recursos económicos y en estado de vulnerabilidad. Investigan los recursos que existen en la zona y capacitan a madres y padres para realizar una empresa en comunidad. Les capacitan y también les asesoran en el proceso. Se quedan hasta diez años en este lugar, asegurándose de la continuidad de cada empresa, y luego van a otra comunidad y así. Yo soy "madrina" de esta organización que debita de mi cuenta un monto mensual y cualquiera que tenga las posibilidades puede serlo.

    Además de Ayuda en acción está también UNICEF o Save the Children y así muchas organizaciones que realizan importantes trabajos por la niñez. Navidad es compartir. Podemos hacer que todos los días sean Navidad.