El Programa Nacional para la Prevención y Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres e Integrantes del Grupo Familiar (Aurora) del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp), ganó el Concurso de Buenas Prácticas Interculturales en la Gestión Pública “La Diversidad es lo Nuestro” 2019, organizado por el Ministerio de Cultura.
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Con la buena práctica “Sanando Unidas: Mujeres indígenas en espacios alternativos de recuperación frente a la violencia”, dicho programa logró el primer lugar en la VI edición de la competencia, que se refiere al fortalecimiento de las capacidades en las mujeres de las comunidades nativas de las cuencas de los ríos Napo, Morona y Putumayo con la recuperación de prácticas y saberes tradicionales para su sanación emocional.
La ministra Gloria Montenegro Figueroa, quien recibió el premio en la ceremonia realizada en el auditorio del Ministerio de Cultura, afirmó su compromiso con las comunidades más alejadas del Perú.
“Muchísimas gracias por este reconocimiento que lo recibo a nombre de todo el personal que de manera sacrificada se interna en la selva durante 15, 30 o 45 días, dependiendo de la distancia, y que de una manera muy social recupera no solamente el trabajo que se hace dentro del entorno, sino todas aquellas costumbres para el desarrolla familiar y de la comunidad”, afirmó.
El Mimp remarcó que seguirá trabajando de manera conjunta y a la vez felicitó estas iniciativas de reconocer los programas sociales para poder socializarlos en beneficio de las poblaciones vulnerables.
Cabe mencionar que en Loreto, la región más extensa del Perú y la de mayor diversidad cultural, “Sanando Unidas” se inició con la elaboración de un módulo de formación de lideresas para la promoción de grupos de acompañamiento frente a la violencia dirigido a comunidades nativas del ámbito de intervención en la Estrategia Rural en las Plataformas Itinerantes de Acción Social (PIAS).
Con la Estrategia Rural, las mujeres afectadas por la violencia de género de 51 comunidades nativas del ámbito de la intervención de las PIAS cuentan con un espacio grupal para el acompañamiento frente a la violencia en sus propias comunidades.
De esta manera, esta iniciativa reconoce que el impacto de la violencia va más allá de las lesiones físicas o visibles en el cuerpo, teniendo efectos importantes en la salud mental de las personas afectadas. Por ello, se requieren de espacios que faciliten la recuperación del bienestar y el acompañamiento emocional frente a la violencia.