Cuando se escucha hablar sobre el parto, se nos viene a la mente la imagen de una mujer acostada sobre una cama, pujando con todas sus fuerzas para dar a luz; sin embargo, esta no es la única manera de traer un hijo al mundo, también es posible dar a luz a través del parto vertical, que, de acuerdo a la OMS y al Ministerio de Salud, proporciona grandes beneficios tanto a la madre como al bebé, y que además cuenta con una Norma Técnica de Salud en el país.
El parto vertical no es una nueva manera de parir, es una práctica ancestral que realizaban y realizan mujeres de diversas culturas para dar a luz.
Como indica la Norma Técnica del Minsa, el parto vertical es el parto en el cual la gestante se coloca en posición vertical —ya sea parada, sentada, de rodillas o en cuclillas— para dar a luz, aprovechando la fuerza de gravedad, mientras el profesional de la salud se ubica delante o detrás de ella para atender el parto.
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En comparación con las posiciones tumbadas (supinas o de litotomía) —que son las más extendidas—, el parto vertical está más asociado con:
- Menor duración en la segunda etapa del parto (expulsión)
- Mayor ampliación de la pelvis de la madre
- Mayor libertad de movimiento de la madre
- Reducción de dolor severo durante el parto
- Menor anormalidad en la frecuencia cardiaca del bebé
- Mayor aporte de oxígeno al bebé
Aunque el parto vertical tenga muchos beneficios, se debe tener en cuenta que no todas las mujeres gestantes pueden dar a luz de esta manera.
Antes de optar por este tipo de alumbramiento, se deben conocer las condiciones del embarazo que permiten considerar el parto vertical como opción: por ejemplo, que se trate de un feto único, que hacia el final del embarazo el feto se encuentre en posición ideal de parto (con la cabeza hacia abajo) y que no existan complicaciones que puedan poner en riesgo la salud de la madre y del bebé.
De acuerdo con la Dra. Gisela Valer, ginecóloga en Clínica Internacional, criterios de exclusión para el parto vertical son bebés prematuros, bebés de tamaño grande, bebés con posición podálica (de pie) o transversal, pelvis materna estrecha, anomalías del cordón umbilical, entre otros.
Con el fin de fomentar, por un lado, partos especializados y seguros, y, por otro, el respeto y la sensibilización hacia las gestantes, el Minsa viene incorporando la atención del parto vertical en diversos centros de salud, y este servicio puede ser solicitado al médico tratante durante las consultas prenatales. Es el derecho de las gestantes elegir qué posición adoptar en el parto y es su deber informarse.
El parto vertical, junto con el parto con acompañante y el parto sin dolor, conforman el llamado “parto humanizado”, impulsado por el Minsa en los últimos años.
En el 2018, en el Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP), el 50,7 % de los partos naturales fueron partos verticales.