Al convertirse en madres por primera vez, la mayoría de mujeres tienen dudas acerca de lo que se debe o no se debe hacer al momento de criar a sus pequeños.
No hay duda de que la crianza de un niño ha cambiado notablemente a comparación de cómo se hacía en generaciones anteriores a la nuestra.
Esta vez Yordana López, autora de El Baúl de Antonia, brinda alcances acerca de ciertos mitos que, bajo su experiencia como madre de Antonia, le han resultado valiosos, considerando las dudas y preocupaciones de una madre primeriza.
Falso. Al hacer esto no se está educando al bebé, por el contrario, se estará desatendiendo al pequeño en sus necesidades básicas.
En los primeros meses de edad, los padres deben estar muy atentos a las necesidades de su hijo, y es a través de llanto en que ellos las comunican.
Al no levantarlo inmediatamente en el momento en que empieza a llorar, podríamos estar ignorando algo importante que le está sucediendo.
Los bebés con pocos meses de edad necesitan desarrollar la confianza con sus padres, de modo que el bebé pueda sentir que sus padres se encargarán de él y sus necesidades.
Este desarrollo no ocurrirá si lo dejas llorando sin prestarle atención cuando llora.
Verdadero con condición. Si los padres discuten cautelosamente, con mucho respeto y voz baja, con el fin de buscar un acuerdo o una solución, entonces la presencia de los niños no será un problema futuro.
Al llegar a acuerdos a través de una conversación le estaremos dando un ejemplo de cómo solucionar los problemas.
Sin embargo, si sabemos que se tratará de una discusión acalorada, en la que en algún momento se levantará la vos, entonces se debe hacer lejos de la presencia de los más pequeños, ya que los niños siempre se autoresponsabilizan por los problemas entre sus padres. Esto afectará su autoestima considerablemente.
Falso. Esto depende mucho del bebé y de la producción de leche que tenga la madre.
Cada madre se dará cuenta cuándo es el momento de dejar de amamantar a su pequeño, tomando en cuenta la cantidad de leche que absorba su hijo al pasar de los meses y la facilidad o dificultad en producir más leche materna.
No hay periodos determinados para dar de lactar.