Francisca Aronsson es una de las actrices peruanas que nos ha demostrado su venia fashionista con diversos atuendos que van desde lo más glam hasta lo más casual.
Semanas atrás la joven protagonista de la serie “El internado” captó la atención de nuestro radar de moda gracias a un elegante outfit total black compuesto por unas leggings de cuero y un body con escote de tul. Y esta vez vuelve a dar en el blanco con un estilismo boho en tonos tierra.
En Instagram, la actriz de 15 años echó mano de un vestido midi fluido de espíritu libre y silueta holgada -muy favorecedora para todo tipo de cuerpo- que le aportó mayor movimiento al look. También pudimos destacar el color de la prenda, un tono básico para la temporada de verano. ¿La razón? Resulta sumamente combinable y refleja una esencia naturalista y relajada.
Además, la prenda contó con un delicado bordado a la altura del escote que le sumó una cuota moderna y original. Los detalles en las mangas y en el borde del vestido -con pliegues de tul- confirman un estilismo único que mezcla tejidos y complementos para ofrecer un acabado orgánico y natural. Y es que ya sean de lino, algodón, seda con detalles en crochet, encaje, bordados o flecos, los vestidos boho son una excelente opción para la época de calor.
Un outfit minimalista, pero con aplicaciones que elevan el diseño, que nos confirma que la fluidez en los vestidos sigue reinando y posicionándose como una de las opciones favoritas de los diseñadores que se presentaron en la Semana de la moda en París.
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Los vestidos son una de los elementos imprescindibles en el armario por su ligereza y por su facilidad para crear estilismos instantáneos con una sola pieza. “El vestido boho, aquel que se puso de moda hacia 2015 de mano de diseñadores como Matthew Williamson e iconos como Sienna Miller vuelve a estar omnipresente sobre la pasarela. Si hace unos días hablábamos de la falda boho como una de las protagonistas del armario de verano, su contrapartida resulta todavía más potente. Lo demuestran colecciones como la de Saint Laurent, en la que Anthony Vacarello recurría al legado de su fundador y aquellas colecciones que bebían del exotismo ruso (1976) y de los vestidos zíngaros y románticos (1977) para subrayar una estética que regresa por la puerta grande”, explican desde Vogue.