La prohibición del colorante Rojo 3 en EE. UU. reabre el debate en Perú: expertos advierten que el reemplazo de colorantes sintéticos por pigmentos naturales podría tardar hasta 30 años.
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La reciente decisión de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) de prohibir el uso del colorante sintético Rojo 3 ha puesto en alerta a la industria alimentaria en distintos países, incluido el Perú. El caso, que se convirtió en precedente internacional, vuelve a poner sobre la mesa la discusión acerca de los riesgos de los aditivos artificiales y el lento camino hacia una transición a pigmentos naturales.
El Rojo 3, conocido también como eritrosina, era un aditivo habitual en golosinas, pasteles y hasta medicamentos. Sin embargo, estudios científicos que lo vinculan con casos de cáncer en ratas llevaron a la FDA a prohibirlo en todos los comestibles y fármacos desde enero de 2025.
“Los colorantes artificiales tienen mayor estabilidad frente a factores como el pH, la temperatura y el almacenamiento. Además, su costo es considerablemente menor respecto a los naturales”, explicó María Lorena Cassis Nosthas, investigadora mexicana citada en el I Foro Técnico Académico e Interdisciplinario en Nutrición y Dietética de la UNIFE.
Aunque organismos internacionales como la FDA, la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y el Codex Alimentarius ya regulan de manera estricta estos aditivos, la presión pública apunta cada vez más hacia alternativas seguras y naturales.
En Perú, los colorantes sintéticos siguen siendo ampliamente usados debido a su precio accesible y durabilidad, pero los expertos advierten que la transición hacia pigmentos naturales no será rápida.
“La adopción masiva de pigmentos naturales requiere años de investigación y validación tecnológica. No basta con extraer color, hay que garantizar funcionalidad, estabilidad y seguridad”, señaló Bettit Salva Ruiz, vicerrectora de investigación de la Escuela Cordon Bleu Perú.
Entre los ejemplos positivos destacó el carmín de cochinilla, producto estrella de exportación que ha demostrado que el Perú puede liderar este tipo de desarrollos. No obstante, pigmentos como el de la cúrcuma, el achiote o el camote morado aún enfrentan barreras de escalabilidad y costos, lo que encarece los productos finales.
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Por su parte, Yock Mei Acón, especialista costarricense en desarrollos alimentarios, subrayó que la región andina carece de un reglamento común que permita una adopción coordinada: “El contexto político y económico es fragmentado. Sin consensos y sin estudios toxicológicos locales será difícil avanzar al ritmo que exigen los mercados internacionales”.
La transición, según estiman los especialistas, podría tomar dos o tres décadas hasta convertirse en una realidad a gran escala en el mercado peruano. Mientras tanto, el debate sobre los aditivos seguirá encendido, con un consumidor cada vez más informado y exigente.