Uno de los médicos más solicitados por los artistas de la farándula peruana; sin embargo fue envuelto en diferentes delitos. ¿Qué pasó con Max Álvarez?
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Durante los últimos años de la década de 1990 y los primeros del 2000, un caso estremeció al país entero. Max Álvarez Miranda, un reconocido cirujano plástico que gozaba de popularidad por atender a celebridades peruanas, fue acusado de cometer terribles crímenes bajo su bata de médico: abuso sexual y presuntas negligencias fatales.
Apodado “el cirujano de las estrellas”, Álvarez atendía a figuras del entretenimiento como Angie Jibaja, Paula Marijuán, Tula Rodríguez y Susan León. Sin embargo, tras su fachada profesional, ocultaba un historial que la justicia ignoró durante años.
Su primera víctima conocida fue Ángela Chuquiín Tucto, una joven de 26 años que falleció tras someterse a una liposucción en 1990, poco antes de su boda. A pesar de la gravedad del caso, Álvarez no fue sancionado penalmente, presumiblemente gracias a sus influencias. El proceso judicial se cerró sin mayores consecuencias.
En 2002, cuando su nombre ya era ampliamente reconocido, Max Álvarez operó a su pareja sentimental, la modelo argentina Claudia Badaracco. Tras una rinoplastia y una liposucción, ella fue abandonada en el consultorio. Su muerte fue inevitable. Pese a las denuncias presentadas por los familiares, el caso también fue archivado.
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Con el paso del tiempo, se filtró información que agravó su imagen: el médico habría realizado varias de sus cirugías en estado de ebriedad o bajo los efectos de sustancias ilegales.
Años después, la actriz cómica Lucy Cabrera se convirtió en la pieza clave para que la justicia finalmente actuara. Ella denunció a Álvarez por mala praxis y agresión sexual, luego de una cirugía de implantes mamarios. Inconforme con los resultados, decidió grabar una nueva intervención que el médico accedió a realizar.
Las imágenes fueron contundentes: se evidenciaba cómo el galeno la sedaba y posteriormente abusaba de ella. Con ese material, no solo se abrió una investigación penal, sino que también se reactivó el caso de Badaracco.
En 2005, Max Álvarez fue condenado a ocho años de prisión por la muerte de Claudia Badaracco, y cuatro años adicionales por la violación a Lucy Cabrera. Aunque parecía haber escapado durante años, finalmente cayó ante la justicia.
Sin embargo, su historia terminó abruptamente en 2012, cuando falleció dentro del penal a causa de un paro cardíaco. Algunas versiones no oficiales apuntaron a una posible agresión por deudas vinculadas a drogas, pero las autoridades descartaron esta hipótesis.