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16 Jul 2023 | 15:36 h

Jaime Bayly habla de su trágica relación con su padre

Jaime Bayly revela los terribles maltratos que sufrió por su padre.

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    Jaime Bayly revela los traumas que le causó su padre.

    ¡Vivía una tragedia! En más de una oportunidad, Jaime Bayly ha dejado en claro que la relación con su padre nunca fue la mejor. Ahora, en su reciente columna ‘Mientras los dioses dormían la siesta’, el escritor peruano vuelve a hablar sobre la relación traumática que vivía con su padre.

    Asimismo, en esa publicación, Jaime relata que cuando su padre se acercaba a su dormitorio era sensación de terror, donde todo podía pasar, como por ejemplo, las constantes agresiones de las que era víctima cuando era un adolescente.

    Jaime Bayly revela los terribles maltratos que sufrió por su padre

    Sin duda alguna, las revelaciones del escritor peruano ha dejado a más de internauta sorprendido. “Por razones malparidas que escapaban a mi comprensión de niño bobo, mi padre el pistolero amaba a mis hermanas, pero me odiaba con ferocidad, a pesar de que era su hijo mayor y llevaba su nombre, o precisamente por eso. No era un odio esporádico, inconstante: era parejo y, por tanto, predecible”, reveló Bayly.

    Luego, acotó: “De espaldas a él, me bajaba los pantalones y me daba correazos en las nalgas desnudas. Era un sujeto tan infeliz que necesitaba compartir su desdicha conmigo. Después se retiraba, más tranquilo”.

    El amor y cariño que recibió por parte de sus abuelitos

    Ante los maltratos que recibía por parte de su padre, Jaime Bayly decidió escapar de su hogar a los 13 años. Asimismo, el escritor peruano cuenta que tuvo que robar joyas de su madre y refugiarse en hoteles del centro. Sin embargo, fue capturado por su propio padre y meses después, su madre lo envió a vivir con sus abuelos maternos.

    “Gracias a ellos, los abuelos maternos, conocí lo que podríamos llamar la felicidad familiar, es decir que los mayores te miren con afecto y ternura, que celebren tus bromas, que aprecien tu compañía, que te inviten un cigarrito o un whisky con hielo, que te llamen para ver el chavo del ocho o un partido del mundial. Mi abuelo materno fue entonces mi padre y sus sueños por recuperar la hacienda que le robaron los militares fueron también los míos. Desde entonces, aprendí a odiar a los curas y los militares, bestias negras del abuelo”, añadió.