El Día Mundial del Alzhéimer se conmemora cada 21 de setiembre para tomar conciencia sobre esta enfermedad degenerativa que afecta progresivamente el cerebro.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de las 50 millones de personas con compromiso cognitivo alrededor del planeta, el 60 o 70 % padece de alzheimer.
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Sheila Castro Suárez, médico neuróloga del Instituto Nacional Ciencias Neurológicas (INCN), aclaró que a la fecha no existe fármaco eficaz que modifique el curso de esta enfermedad, pero sí podría prevenirse o retrasarse.
Por lo tanto, es importante trabajar en aquellos factores modificables que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus cuidadores.
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Castro Suárez sostuvo que, al ser una enfermedad degenerativa del cerebro, puede producir principalmente pérdida de la capacidad para recordar, aprender, razonar, nombrar objetos y con el transcurrir de los años crear dependencia.
Además, pueden presentarse otros síntomas como tristeza persistente, falta de interés por realizar actividades, irritabilidad, agitación, dificultades para dormir, ideas delirantes, alucinaciones, entre otros.
Sheila Castro mencionó que esta enfermedad se produce por la acumulación anormal de dos proteínas anormales en el cerebro, una es conocida como amiloide y la otra como proteína Tau.
Sin embargo, la razón de esta acumulación es desconocida, pero sí se sabe que empiezan muchos años antes de que las personas presenten los primeros síntomas.
“Para el diagnóstico de la enfermedad es importante tratar de identificar el primer síntoma, así como seguir la progresión de los otros síntomas. Para ello, se debe contar en lo posible con un informante confiable”, agregó la especialista.
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Tras valorar los aspectos clínicos y de apoyo al diagnóstico, se tendrá una aproximación y se planteará la posibilidad de que el compromiso cognitivo es debido al alzheimer.
“La enfermedad de Alzheimer solo se diagnosticaba después de la muerte, cuando se estudiaba con el microscopio el cerebro, lo cual permite observar la acumulación de las proteínas anormales; actualmente, pero aún empleado en investigación se puede realizar el diagnóstico definitivo en vivo para algunos casos", explicó.
Existen factores de riesgo no modificables: personas mayores de 65 años y alteraciones genéticas (efecto mínimo) y los factores de riesgo modificables; dentro de ellos tenemos: bajo nivel educativo, hipoacusia, traumatismo encéfalo craneano, hipertensión arterial, consumo de alcohol, consumo de cigarrillos/tabaco, obesidad, depresión, aislamiento social, sedentarismo, contaminación ambiental y diabetes.
En conjunto, comenta la especialista, estos 12 factores de riesgo modificables son responsables de entre el 40 y 56 % de las demencias en el mundo, por lo que teóricamente podría prevenirse o retrasarse la enfermedad de Alzheimer.
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El potencial de prevención es alto y podría ser mayor en los países de ingresos bajos y medios como el nuestro en donde se producen el mayor número de casos de demencia.
“A pesar de los grandes esfuerzos realizados en investigación para el tratamiento del alzheimer, al momento no se tiene un fármaco eficaz que modifique el curso de la enfermedad. Sin embargo, es muy importante trabajar en los factores de riesgo modificables aun cuando ya se ha presentado los síntomas de la enfermedad”, resaltó.
El tratamiento puede ser farmacológico y no farmacológico. Los medicamentos pueden ayudar a las personas a prolongar al máximo sus funciones y a desenvolverse de forma independiente por un tiempo, mientras el tratamiento no farmacológico se basa en brindar educación, soporte a los cuidadores y familiares de las personas con demencia en la enfermedad de Alzheimer.
“Ver el deterioro progresivo de la persona podría generar dolor en los cuidadores (familiares y no familiares), hacer que pongan sus vidas en espera y podría limitar que sigan adelante. Son importantes los cuidados que requieren sus seres queridos; deben también saber que deben cuidarse, pedir ayuda y saber que no están solos”, recomendó la neuróloga.