A veces, los peores antojos de comida aparecen cuando emocionalmente te encuentras en el punto más débil. Puede que consciente o inconscientemente recurras a la comida en busca de consuelo cuando te enfrentas a un problema difícil, cuando te sientes estresado o incluso cuando estás aburrido.
Cabe mencionar que, comer por motivos emocionales puede sabotear tus esfuerzos para bajar de peso. Es así que, si tras una discusión, angustia o estrés tiendes a tener ganas de ingerir alimentos, aquí te dejamos algunos consejos clave.
Cuando las emociones negativas amenacen con desencadenar la ingesta por motivos emocionales, toma medidas para controlar los antojos. Prueba estos consejos para ayudarte a evitar comer por motivos emocionales, señalados por los especialistas de Mayo Clinic.
Anota lo que comes, cuánto comes, cuándo comes, cómo te sientes cuando comes y cuánta hambre tienes. Con el tiempo, posiblemente encuentres patrones que muestran la conexión entre tu estado de ánimo y la comida.
Si el estrés contribuye a que comas, prueba las técnicas para controlar el estrés, como el yoga, la meditación o la respiración profunda.
¿Sientes hambre físicamente o es una reacción emocional? Si comiste hace solo unas horas y tu estómago no hace ruidos, probablemente no tengas hambre. Dale tiempo al antojo para que pase.
Eres más propenso a comer por motivos emocionales cuando careces de una buena red de apoyo. Apóyate en tu familia y amigos o considera unirte a un grupo de apoyo.
En lugar de comer bocadillos cuando no tienes hambre, distráete y opta por un comportamiento más saludable. Ve a dar un paseo, ve una película, juega con tu gato, escucha música, lee, navega por Internet o llama a un amigo.
No tengas en casas esos alimentos tan tentadores y difíciles de resistir. Cuando te sientas enojado o triste, pospón el viaje al supermercado hasta que tus emociones vuelvan a la normalidad.
En el esfuerzo por perder peso, tal vez limites demasiado las calorías, comas los mismos alimentos una y otra vez y te prohíbas gustos. Todo eso puede aumentar tus antojos, especialmente ante una emoción fuerte. Come alimentos saludables en cantidad suficiente, date un gusto ocasionalmente y varía mucho la comida para ayudar a frenar los antojos.
Si sientes la necesidad de comer entre comidas, elige un bocadillo saludable, como frutas frescas, vegetales con un aderezo bajo en grasa, nueces o palomitas de maíz sin mantequilla. De igual manera, prueba la versión baja en calorías de tus alimentos favoritos para ver si satisfacen el antojo.
Si llegas a comer por motivos emocionales, perdónate y comienza de nuevo al día siguiente. Trata de aprender de la experiencia y haz un plan para evitarla en el futuro. Concéntrate en los cambios positivos que haces en tus hábitos alimentarios y felicítate porque gracias a ellos serás una persona más sana.