Ya sea para un evento social o para ir a la oficina, lo cierto es que los tacones son la mejor manera de completar un traje para la mayoría de mujeres. Sin embargo, una especialista en la salud explicó al portal EFE que, a pesar de sus beneficios en la belleza, el uso constante puede causar serios problemas en la salud.
“Lucir tacones durante un tiempo prolongado tiene en ocasiones consecuencias negativas para la salud de la mujer”, ha explicado a Efe Estilo la fisioterapeuta y osteópata Flor María Trujillo, quien advierte de que el uso de tacones a diario “modifican todas las articulaciones del pie, produciendo que rodilla y cadera se flexionen y se incremente la curvatura de la espalda”.
Desde rozaduras o heridas en los pies, problemas en los huesos como son los juanetes, dedos en martillo, callos o durezas pasando por dolores articulares en la espalda o en las rodillas.
“Andar sobre tacones altos desplaza el cuerpo hacia delante y obliga a los dedos y al antepié a soportar todo el peso, provocando dolor y daño en estas extremidades”, explica la fisioterapeuta y experta en el cuidado por y para la mujer, Flor María Trujillo.
“Cuando se lucen tacones, lo que está provocando es que se cambien todas las posiciones articulares del pie: el tobillo queda más flexionado, la rodilla y la cadera también, y se incrementan la curvatura en la espalda.
Por lo que genera dolores a nivel lumbar y cambios artrósicos en la rodilla de alguna manera irreversibles tanto en el pie como en otras partes del cuerpo”, revela la experta.
Además, usar tacones excesivamente altos afecta al equilibrio y la estabilidad ya que como explica Trujillo “la musculatura de las partes laterales del pie y de la pierna tienen que estar trabajando de forma constante para poder equilibrarse” y el bamboleo que se produce al caminar repercute en rodillas, cadera y espalda.
Para no renunciar a este tipo de calzado, Trujillo recomienda que el tacón tenga entre 2,5 y 4 centímetros para facilitar el despegue del pie. Pero, además de la altura del zapato, la forma del mismo es fundamental.
“Aconsejamos desechar aquellos calzados que tienen la punta muy estrecha porque favorecen que los dedos vayan encogidos, provocando problemas en los dedos y el antepié”, advierte esta experta quien también hace hincapié en que el uso de tacones acorta el tendón de Aquiles.
Las embarazadas, un grupo especialmente de riesgo, ya que tiende a sufrir inflamaciones de las extremidades inferiores por lo que este tipo de calzado está contraindicado, según explica la experta.
Si para cualquier mujer el empleo de un calzado excesivamente alto es perjudicial, para las mujeres embarazadas lo es todavía aún más.
“Durante la gestación, la mujer aumenta de peso y se modifica su centro de gravedad a medida que crece la barriga. Además, se producen cambios hormonales que ablanda y estira ligamentos y músculos, provocando que esté más expuesta a torceduras y esguinces”, indica Trujillo.
(Con información de EFE)