Aunque la deuda bancaria quede prescrita legalmente, el historial se mantiene registrado en las centrales de riesgo como Infocorp, lo que puede restringir la posibilidad de acceder a nuevos créditos.
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En el Perú, las deudas financieras no duran para siempre. El Código Civil peruano establece un plazo límite para que los acreedores puedan exigir el pago de una obligación, lo que brinda a los deudores la posibilidad legal de liberarse de sus compromisos bancarios tras un periodo determinado. Este mecanismo se conoce como prescripción de deudas, una figura jurídica poco difundida, pero con efectos importantes tanto en el ámbito económico como en el historial crediticio de las personas.
De acuerdo con la legislación vigente, las deudas bancarias prescriben después de 10 años contados desde el incumplimiento del pago por parte del deudor. Una vez cumplido ese plazo, el acreedor pierde el derecho de iniciar acciones judiciales para reclamar la deuda. En otras palabras, la obligación se extingue legalmente, brindando un alivio a quienes enfrentan dificultades económicas o de sobreendeudamiento.
No obstante, esta extinción no se produce de manera automática. Para que una deuda sea reconocida como prescrita, el deudor debe presentar una solicitud ante el Poder Judicial. Solo cuando el juez declara la prescripción, la obligación desaparece de forma oficial. Por ello, este proceso es accesible únicamente para quienes pueden asumir los trámites legales y presentar la documentación requerida.
Si bien la prescripción elimina la obligación de pagar, sus efectos no se reflejan de inmediato en el historial crediticio. Según explicó Javier Mori, gerente legal de Equifax, las entidades financieras y las centrales de riesgo como Infocorp mantienen el registro de las deudas impagas por un máximo de cinco años, incluso después de que estas hayan prescrito judicialmente.
“Es importante entender que la prescripción no borra el rastro de la deuda en los sistemas financieros, y por lo tanto puede seguir afectando la calificación crediticia del deudor”, detalló Mori. Esto significa que, aunque el acreedor ya no pueda reclamar el pago, los antecedentes negativos permanecen visibles para las entidades bancarias, lo que puede dificultar el acceso a nuevos créditos, préstamos o hipotecas.
En consecuencia, la prescripción representa más un alivio legal que financiero. Si bien el deudor queda libre de demandas o embargos, su historial crediticio continúa afectado, lo que puede mantener limitaciones durante varios años e impedir su plena reincorporación al sistema financiero.Humanize 370 words