¿Tuvo cómplices o todo lo hizo solo? La noche más amarga de Gamarra dejó encerrados dentro de un banco a 33 personas junto a un hombre que quería algo más que dinero
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Continuando indagando en los casos criminales que impactaron al Perú, el caso de Ruiz Wilfredo Ninasqui Barrios, apodado por la prensa como “El loco Bomba”, no solo dejó cicatrices emocionales en los rehenes atrapados en un banco de Gamarra, sino también una profunda reflexión nacional sobre la salud mental y un impacto en los ciudadanos por la muerte en vivo del atacante.
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El 3 de diciembre de 2010, el bullicioso emporio comercial de Gamarra, en el distrito de La Victoria (Lima), vivió una de las jornadas más terroríficas de su historia. Lo que empezó como una mañana común en una agencia del BBVA Banco Continental, terminó convirtiéndose en un operativo de alto riesgo. El responsable fue Ruiz Wilfredo Ninasqui Barrios, oriundo de Yauyos, un hombre que, armado, amenazó con hacer volar el lugar si no cumplían sus exigencias.
Ninasqui entró a la agencia llevando consigo una mochila que afirmaba contenía explosivos de alto poder destructivo. Portando un arma de fuego y presuntamente una granada, tomó 33 personas como rehenes, entre ellas varios adultos, un menor de edad y una mujer embarazada.
Desde dentro del banco, exigió una suma millonaria: 2 millones de dólares en efectivo, un helicóptero, una moto y la garantía de que su vida no correría peligro durante la huida. El agresor se comunicaba constantemente con la prensa, amenazando con hacer estallar los explosivos si no se atendían sus demandas.
"Mira, te estoy anticipando que en 59 minutos quiero mi dinero. Si no lo veo aquí voy a matar. Estoy avisando. No me hagas cambiar de opinión", le dijo el secuestrador al entonces Jefe del Escuadrón de Emergencia de la PNP, Carlos Remy Ramis.
A la par que el atacante exigía cosas para soltar a sus rehenes, incluso pidió pollos a la brasa para comer, la policía, junto al equipo SUAT (Subunidad de Acciones Tácticas), hallaron una rendija de ventilación en la parte posterior del local y decidieron entrar por ahí.
Tras varias horas de tensión, alrededor de las 5:00 p. m., los agentes de la SUAT entraron y tomaron el lugar, mientras un francotirador visualizó a Ninasqui y de un solo disparo a la cabeza lo neutralizó.
Tras rescatar a todos los rehenes, los agentes confirmaron que la mochila del agresor no contenía explosivos reales, aunque sí objetos simulados para hacer creer que se trataba de un artefacto explosivo. Ninasqui fue trasladado con vida al Hospital Dos de Mayo, donde falleció dos horas después debido al impacto del proyectil.
Con la muerte de Ninasqui Barrios y el rescate de los rehenes, mucho se dijo sobre los motivos que tuvo para tomar el banco. En medio de las quejas de su madre y hermanas por cómo fue abatido y "no le dieron la oportunidad de ser atrapado", la duda surgió sobre si realmente realizó todo solo.
Un dato que salió a la luz tras el secuestro es que la conducta de Ruiz Ninasqui Barrios podría haber cambiado luego de un hecho trágico ocurrido en 2009. Según fuentes policiales, el agresor habría atropellado intencionalmente al esposo de su expareja, provocando su muerte. Este hecho marcaría un punto de quiebre en su historial personal.
Hoy, quince años después, su historia aún es recordada como uno de los episodios más tensos y trágicos que vivió el agitado emporio de Gamarra.