Descubre por qué tu cuerpo te obliga a cerrar los ojos al estornudar, por más que intentes evitarlo.
Únete al canal de Whatsapp de WapaPor más que lo intentes, abrir los ojos mientras estornudas es una misión destinada al fracaso. Este reflejo corporal, tan común como curioso, guarda secretos que la ciencia ha intentado desentrañar durante años. Si alguna vez te has preguntado por qué ocurre, aquí te contamos todo lo que necesitas saber.
El acto de estornudar es una respuesta involuntaria del cuerpo para expulsar irritantes de las vías respiratorias. Polvo, alérgenos o incluso un cambio brusco de luz pueden desencadenar esta acción explosiva. Pero, ¿qué tienen que ver los ojos en todo esto?
Cuando estornudamos, los músculos de la cara, incluida la región periocular, se contraen de manera simultánea. Esto sucede porque los nervios que controlan estas acciones están estrechamente conectados. En pocas palabras, cerrar los ojos es una parte automática del reflejo del estornudo.
Existe un mito extendido que asegura que podrías "desprender tus ojos" si estornudas con los ojos abiertos. Aunque esto suena aterrador, la verdad es que es altamente improbable. La presión generada por un estornudo no afecta lo suficiente como para causar daño en los globos oculares. Sin embargo, intentar forzar los ojos abiertos puede generar incomodidad, ya que va contra el reflejo natural del cuerpo.
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Aunque extremadamente raro, algunas personas aseguran poder estornudar con los ojos abiertos. Esto podría deberse a variaciones en la forma en que sus nervios y reflejos funcionan. Sin embargo, la mayoría de los seres humanos estará condenada a parpadear cada vez que estornuda, y no hay entrenamiento que pueda cambiarlo.
Científicos especulan que cerrar los ojos durante un estornudo podría tener una razón evolutiva. Al hacerlo, protegemos los ojos de posibles irritantes que podrían ser expulsados por la fuerza del aire o de microbios que podrían entrar en contacto con nuestra cara. Aunque no hay una respuesta definitiva, la teoría apunta a una medida de autoprotección.
El acto de estornudar con los ojos abiertos sigue siendo uno de esos pequeños misterios del cuerpo humano que nos recuerda cuán complejos somos. Así que, la próxima vez que intentes desafiar a tu reflejo natural, recuerda: no estás solo. ¡Todos parpadeamos!