Los ciudadanos de Israel hoy salieron a las calles sin la obligación de usar mascarillas. Tras un año de imponerse su uso necesario para contener el avance de la COVID-19, el país de Oriente Medio suma otro paso hacia la normalidad prepandémica.
La reapertura en Israel es casi total con respecto a negocios y reuniones. Sin embargo, las autoridades sanitarias aún exigen el uso de mascarillas en espacios cerrados y recomiendan llevarlas en grandes aglomeraciones o zonas concurridas en el área exterior.
“Salí de casa sin la mascarilla puesta, pero al cabo de poco me la volví a poner porque me sentía raro, como si estuviera desnudo”, explicó a agencia Efe Tuval Wolf, un joven israelí que caminaba por una calle peatonal de la Ciudad Santa con boca y nariz tapadas.
Para otros como Yoav Menuhin, estudiante de 23 años, salir al aire libre y “respirar sin el filtro de la mascarilla” fue “liberador” e incluso “emocionante”, todo un símbolo de “optimismo” que ilustra cómo el país prosigue con éxito su vuelta a cierta normalidad.
Israel logró inocular a más de 5,3 millones de personas con al menos una dosis de vacuna, y a casi 5 millones con ambas. Esto significa más de la mitad de su población, de unos 9 millones de habitantes.
Esta tasa de vacunación es una de las más eficientes en el mundo. Hizo caer las cifras de contagios, fallecidos y pacientes en estado grave. Actualmente, el Gobierno israelí reporta unos dos centenares de hospitalizados críticos y poco más de 2.500 enfermos activos.
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El sábado 17 de abril detectaron solo 85 casos nuevos, con un porcentaje de positividad del 0,8%. En su pico más alto, a finales de enero, Israel contó más de 10.000 infecciones en 24 horas.
Pese a la gran cantidad de vacunados y los 830.000 israelíes que superaron el virus, aún se necesita llegar “al 75% de población inoculada y/o recuperada” para conseguir la llamada “inmunización de rebaño”, recordó el coordinador nacional de la pandemia, Nachman Ash.
Con información de EFE.