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14 Ene 2021 | 11:48 h

Aborto legal (y no solo por violación)

“El derecho a decidir de las mujeres también tiene que ver con el placer, con vivir una sexualidad plena y no solo con fines reproductivos”.

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    Uno de los discursos más “progresistas” por parte de lxs candidatxs con relación a los derechos de las mujeres es el que propone la despenalización del aborto en casos de violación. Una iniciativa válida, para empezar, pero insuficiente y con un trasfondo peligroso.

    No hay coherencia en pretender la despenalización del aborto por violación bajo el argumento de que las mujeres tenemos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. No. Lo que en realidad dicen es que solo deben acceder quienes han sido forzadas, mientras que las que desarrollan un embarazo no deseado sin haber sido coaccionadas son castigadas con la maternidad forzada… por atreverse a desear, por haber ejercido su voluntad.

    El derecho a decidir también tiene que ver con el placer, con vivir una sexualidad plena y no solo con fines reproductivos. Las mujeres no somos vasijas, somos seres deseantes, igual que los hombres, que no tienen control alguno sobre sus cuerpos o decisiones.

    La autonomía para decir que sí, que no; el derecho al placer, a la noche, también nos pertenecen, aunque quienes alzan la bandera del feminismo defendiendo la interrupción del embarazo solo por causales y para la tribuna no quieran verlo.

    El aborto terapéutico es legal en el Perú desde hace 97 años. Se han firmado tratados internacionales que lo consideran un asunto de salud pública y exhortan a los países suscritos a garantizar el acceso a todas las mujeres. Pero en la realidad esto no funciona: el primero tiene una guía deficiente y el Estado omite sus compromisos dejándonos desamparadas.

    La legalización del aborto no es un capricho feminista; menos una moda. Es el camino hacia la igualdad y la soberanía. Es ser empáticxs. Saber que no todas tenemos el mismo acceso a educación sexual, a información sobre métodos de prevención, a anticonceptivos, y más… es saber que nuestro destino por defecto no es ser madres, que todas tenemos el mismo derecho a no morir en procedimientos inseguros, que la maternidad será deseada o no será.

    (Autora: Lucía Solis - Grupo GLR)