Contrariamente a lo que dictan las costumbres, Venuca Evanán se convirtió en una de las primeras mujeres en aprender el arte de elaborar tablas de Sarhua.
Estas, cada vez que se concluye la construcción de una casa en comunidad de Sarhua, Ayacucho, narran escenas claves o intereses de la vida de los integrantes del hogar, así como de la memoria colectiva.
Según la tradición, los únicos que pueden aprender a pintarlas son los hijos varones de los maestros sarhuinos.
Venuca revolucionó esta costumbre desde todo punto de vista. Ahora narran escenas más inclusivas, contando historias sobre violencia machista, y erotismo. Incluso, elaboró la primera pieza que contiene personajes LGTBI.
Ella, al ser la última de cuatro hijas producto del matrimonio entre el maestro tradicional Primitivo Evanán Poma y la maestra Valeriana Vivanco Espinoza, quienes fueron parte de la fundación de la Asociación de Artistas Plásticos de Sarhua (Adaps) en Lima, nació con el talento en las venas.
“Mi madre me cuenta que desde que quedó embarazada de mí, ella se sentó a pintar”, relata a La República para explicar por qué desde tan pequeña inició en el mundo artístico. Culminó su primer cuadro a los siete, y, a los 14, empezó a dedicarse de lleno a la pintura.
La diversidad de temáticas que aborda en sus trabajos incluyen las costumbres de Sarhua, la migración, leyendas de la comunidad y, desde el 2018, se propuso valorizar a la mujer sarhuina en la sociedad y su rol activo en las artes visuales contemporáneas.
“En honor a mi madre y a las mujeres invisibilizadas en el arte, es que decido mostrar nuestro valor”, cuenta.
Así elaboró la primera tabla de Sarhua LGTBI. Venuca recibió el encargo de una amante del arte sarhuino: Luciana Calvimontes, quien es productora, dramaturga y directora de teatro.
Ella, que se identifica como lesbiana, quiso sorprende a su pareja que acababa de mudarse de la casa de sus padres para vivir sola, por primera vez, durante la pandemia del coronavirus.
“De pronto me llama Luciana y me dice que quiere regalarle una tabla a su pareja”, cuenta Venuca. En un inicio, la artesana confiesa que pensó en la reacción de su comunidad, pero rápidamente se decidió por pintarlo y le dijo que sí.
Las tablas de Sarhua se leen de abajo hacia arriba y todas empiezan con la dedicatoria de quien la obsequia.
Luego viene la primera escena, que en este caso retrata a la familia de la novia compartiendo un momento agradable, que significa el cierre de una etapa en su vida. La segunda, muestra a Luciana entregando la tabla; la tercera, las presenta juntas tomadas de la mano y mirando un auto que dice ‘ruta Sarhua’, pues piensan viajar en un futuro a este lugar; y la cuarta, las representa a ambas mirando hacia un paisaje.
En la última escena de todas las tablas siempre se coloca al Inti Sol y a la Virgen de Asunción, las divinidades que protegen y dan energía a la familia.
Terminada la pintura, Venuca se dio cuenta de que nunca antes se representó a personas de la comunidad LGTBI en las tablas de Sarhua. “Entonces, le dije a Luciana que la llevaría a su casa para entregársela en una ceremonia tradicional”, relató.
*Con información de La República / Gloria Purizaca.