Este término es para definir lo que probablemente los padres experimentarán con la llegada del bebé.
Baby lag indicaría de esta manera la falta de sueño ocasionada por la responsabilidad de atender al bebé en los padres y madres nuevos.
Una adaptación al término jet lag, que viene a ser el desequilibrio entre el reloj interno y los husos horarios a causa de los largos viajes en avión.
Las dificultades para lograr un sueño adecuado en cantidad y calidad y que se repite noche tras noche deviene en problemas en cuanto las capacidades de reacción.
La privación de sueño se traduce cuando una persona no duerme más de seis horas y media por noche durante un periodo prolongado de tiempo; por ejemplo, por algunas semanas seguidas.
De acuerdo con el científico Dev Banerjee “Cuando los padres se despiertan varias veces por la noche rara vez entran en la etapa final de sueño profundo, lo cual niega a sus cuerpos la posibilidad de recargarse y prepararse para el día siguiente”.
Los resultados que casi no se pueden evitar serían cansancio, extremo, falta de atención y memoria y mayor irritabilidad.
También se afectarían los tiempos de reacción como la resolución de problemas.
Estas consecuencias de la ausencia y cambios de horas de sueño podrían acarrear problemas más serios; sin embargo, se pueden usar ciertas técnicas y seguir algunos consejos para luchar contra él.
Ten en cuenta algunos trucos que puedes seguir para procurar tener un mejor sueño en tu etapa de baby lag.
Cuanto mejor y más duerma el bebé, mejor y mayor sueño prolongado y de calidad podrán tener los padres. Puedes crear rutinas que incluyan un baño, un masaje o la lectura de un cuento.
Aunque la noche esté hecha para dormir lo ideal es intentar aprovechar cada momento para recuperar el dueño.
Conviene dormir cuando el bebé también lo haga y aunque no se llegue al estado de sueño profundo se puede aprovechar para descansar.
Otra manera de tener sueño de calidad es organizarse entre parejas para que uno pueda aprovechar mientras el otro se encarga de cuidar del bebé.
A partir del cuarto mes, los niños normalizan un poco sus ritmos de sueño, lo que te brindará algo más de tranquilidad.
Lo que te favorece conciliar el sueño más rápido es estar relajados, así que, aunque parezca difícil es lo que debes intentar hacer.
También evitar la cafeína y la comida demasiado abundante y otros factores que perjudiquen que puedas dormir bien.