Liz ansiaba ser madre y la pequeña Giselle buscaba una familia. La niña nació prematuramente y ello derivo en graves secuelas y un síndrome de abstinencia neonatal. Lo de ambas fue amor a primera vista, pero para ello tuvieron que atravesar un duro camino.
Giselle nació en Julio de 2016 cuando apenas tenía 29 semanas en el vientre de su madre biológica. La pequeña vio la luz con tan solo 900 gramos de peso. Fue precisamente esa prematuridad y ligereza la que la volvió propensa a una serie de complicaciones derivadas del síndrome de abstinencia neonatal con el que había nacido.
Todo ello, sumado a que su madre biológica era consumidora de drogas, le trajo una mala pasada a la niña, pues tuvo que pasar tres meses en cuidados intensivos neonatales luchando por su vida, pero sus pulmones necesitaban una atención más especializada, por lo que fue trasladada al Hospital Franciscal Children de Boston (Estados Unidos). Desde aquel momento el Estado de Massachusetts había tomado la custodia de Giselle.
La bebé permaneció internada en ese hospital durante 5 meses, tiempo en el que no recibió ninguna visita por parte de sus padres biológicos u otros familiares. Tres meses más tarde el destino quiso que se encontrara con Liz Smith, una enfermera que trabajaba en el mismo hospital.
Liz quedó maravillada con la pequeña de ojos azules y al enterarse de su caso, se apegó aún más a ella, la visitaba todas las tardes cuando terminaba su jornada laboral y la arrullaba y abrazaba.
Posteriormente, Smith se enteró que los Servicios Sociales le estaban buscando un hogar a la pequeña, pues estaba muy atrasada en su desarrollo y debía avanzar fuera del entorno hospitalario, arropada por la calidez y el amor de una familia.
La enfermera no lo pensó dos veces y presentó la solicitud. Tres semanas después en abril del 2017 recibió permiso para llevarse a la niña a su casa, pero sabiendo que el Estado haría lo posible por volver a reunirla con sus padres biológicos.
El Estado pudo ubicar a los padres biológicos de la niña y estos debían visitarla semanalmente en casa de Liz pero con el tiempo, el gobierno se dio cuenta que los papás no tenían la capacidad para cuidar de un hijo y sus derechos parentales fueron cancelados.
“El día que me informaron de que los derechos parentales de sus padres habían sido cancelados fue muy triste, porque entendí que mi ganancia había sido la pérdida de otro. La noticia era devastadora para la otra familia, pero a mí, en cambio, me cambiaba la vida”, contó Smith.
Finalmente, en octubre del 2017 un juez concedió la adopción a Liz Smith y desde entonces pasaron a convertirse en una familia. Giselle tiene ahora dos años y medio, y es una niña inmensamente feliz.
Aunque la niña aún tiene algunos problemas relacionados con su salud, los va superando poco a poco gracias al amor y cuidado de Liz.