Las emociones descontroladas pueden formar tensión muscular, alterar la postura y reducir la respiración.
Sin embargo, si no descuidamos esta acción que es una necesidad, y nos detenemos a hacerlo conscientemente los beneficios serán grandes para nuestra vida.
Al poner atención y enfocarnos más en nuestra respiración mejoraremos nuestra postura, nuestra respiración se ampliará, disminuirá la tensión muscular, el cuerpo se relajará y las tensiones desaparecerán.
Acostumbrarnos a respirar por la nariz es importante ya que de este modo se filtran sustancias tóxicas que se propagan en el aire y reforzamos nuestro sistema inmunológico.
Este tipo de respiración tiene grandes beneficios de en la salud mental, física y emocional. No debemos forzarnos en ningún momento, la exhalación debe ser más larga que la inhalación.
Lo importante es que la respiración no sea superficial, que el aire penetre por las fosas nasales, la faringe, la laringe, la tráquea, llene la parte superior de los pulmones y baje hasta llegar al diafragma y al abdomen.
Cuando tenemos pensamientos recurrentes que nos desbordan o sentimos miedo, ansiedad o depresión, la respiración se acelera y acorta.
Esto causa que llegue menos oxígeno al cerebro y no permite pensar con claridad a la vez que genera tensiones en la parte alta del cuerpo y se puede sentir estrés, angustia, cefaleas, etc.
Centrando la atención en una respiración regular, lenta y profunda se disminuirán las tensiones y contracturas de los músculos de la cara, el cuello, los hombros y la espalda.
Se reduce el ritmo cardiaco, la mente se relaja y la ansiedad y estrés se regulan.
Esta respiración es una especie de masaje revitalizador del esófago, el estómago, el intestino grueso y delgado, los riñones, el páncreas, la vesícula biliar, el bazo y el aparato urinario.
La inspiración profunda hace que el diafragma se contraiga y baje hacia el abdomen. La exhalación es muy suave.
Practicar esta respiración aumentará la ventilación de los alveolos y la oxigenación, así como la capacidad de los pulmones de redirigir el oxígeno al organismo mejorando el funcionamiento de éstos.
Al exhalar el abdomen se contrae e impulsa suavemente el aire y la energía a través de la médula espinal hacia el cerebro, oxigenándolo. El cerebro es el órgano que más oxígeno necesita por lo que así ayudamos a prevenir el Alzheimer y otras demencias.
Otro tipo de respiración con propiedades depurativas de toxinas y energías negativas es la respiración desintoxicante. Esta limpieza se realiza al inhalar por la nariz y exhalar lenta y profundamente por la boca.
Para esta respiración la exhalación debe durar más o menos el doble que la inhalación.
Si deseas elevar a otro nivel tu respiración y prevenir trastornos gástricos debes llevar tu inspiración nasal en profundidad hasta el diafragma y de ahí al abdomen, expulsando después el aire suavemente por la boca hasta vaciar todo el aire de los pulmones.
Este tipo de respiración ayuda a tonificar el organismo al instante. Se tiene que inhalar por la boca y exhalar por la nariz mientras se hace una respiración larga y profunda que intensificará la energía en todo el cuerpo y se subirá la temperatura.
Uno de los efectos más notables de esta respiración es la mejora de la circulación. También permite elevar las defensas y distribuir de manera uniforme el oxígeno en el organismo.
El aplicar ejercicios de respiración en nuestra rutina hará que lo hagamos más conscientemente y por consiguiente se volverá una forma de meditación que podría ser el primer paso para cambiar rotundamente nuestro estilo de vida para enfocarnos más en nuestro bienestar.