Los infartos en menores de 50 años van en aumento. Una tendencia inesperada preocupa a los expertos.
Únete al canal de Whatsapp de WapaCada vez más jóvenes llegan de emergencia a hospitales con síntomas graves de infarto. Lo que antes era un problema de adultos mayores, hoy se convierte en una amenaza silenciosa para quienes ni siquiera han cumplido los 50.
Según el Dr. René Rodríguez, cardiólogo del Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR), los casos de infarto en personas menores de 50 años han aumentado entre un 22 % y 24 % desde finales de 2021 hasta el cierre de 2023. Esta tendencia ha encendido las alarmas en el mundo médico, especialmente porque durante la pandemia del COVID-19 estos episodios no eran frecuentes en jóvenes.
“El corazón de los jóvenes se está debilitando, y no por causas genéticas, sino por el estilo de vida acelerado que llevamos”, advierte el especialista.
El sedentarismo, el estrés crónico, el sobrepeso, el consumo excesivo de comida ultraprocesada y la falta de chequeos preventivos están pasando factura.
“Durante la pandemia se multiplicaron los factores de riesgo: se dejó de hacer ejercicio, se comía mal, y quienes sufrían de diabetes o hipertensión dejaron de controlar sus tratamientos. Todo eso se acumula”, explica Rodríguez.
Además, el uso desmedido de sustancias estimulantes como bebidas energéticas y ciertos suplementos para entrenar también ha sido vinculado con un mayor riesgo de arritmias e infartos, especialmente en hombres jóvenes, según advierte un estudio del Journal of the American Heart Association.
Según datos recientes de American Heart Association, las muertes por enfermedades cardiovasculares se han duplicado en América Latina entre 1990 y 2021. Perú, México y Brasil encabezan los países con mayor crecimiento de casos en menores de 50 años.
Además, un estudio publicado en The Lancet Regional Health (2023) reveló que en América Latina, 1 de cada 3 muertes cardiovasculares ocurre en menores de 60 años, y en muchos casos, sin que la persona supiera que sufría una condición de alto riesgo.
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Gerson Escobedo, de 38 años, nunca pensó que su cuerpo le jugaría una mala pasada durante una pichanga de domingo. “Sentí un golpe raro en el pecho, como si mi corazón estuviera corriendo más que yo”, recuerda.
Minutos después de abandonar el partido, la presión se le desplomó y sus amigos lo notaron pálido, empapado de sudor. Fue llevado al hospital de inmediato, donde le confirmaron lo impensado: había sufrido un infarto.
Los médicos descubrieron que tres de sus arterias estaban obstruidas. Fue operado de urgencia en INCOR y, tras una larga recuperación, hoy se encuentra estable. “Ahora no juego con mi salud. Me hago chequeos, cuido lo que como y no me salto ningún control”, dice.
La prevención es clave. Aquí algunos consejos básicos pero vitales:
Si tienes menos de 40 años y crees que un infarto no es un riesgo para ti, piénsalo dos veces. Estudios recientes del American College of Cardiology revelan que el 10 % de los infartos ya ocurren en menores de 40 años.