Reza el dicho “si la vida te da limones, pues haz limonada”, ¿pero que pasaría si a ti no te gusta lo ácido? Algunas personas te tildarían de pesimista y que no le ves sentido a la vida. Es por ello que la ciencia tiene otra respuesta para ti, según los especialistas, estar “depre” de vez en cuando es positivo para ti. ¡Vaya paradoja!
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Uno de los voceros más decididos en la lucha contra el “empacho” de la felicidad es la activista americana Bárbara Ehrenreich, en su libro “Sonríe o muere: La trampa del pensamiento positivo” lanza su alternativa a lo que denomina una “realidad a medias”. Ese conjunto de mensajes ilusorios que la sociedad parece haber dado por buenos (sonríe, se feliz, piensa en grande, lo que sueñes lo puedes lograr).
Bárbara es una sobreviviente del cáncer de mama y, durante su proceso de curación, nadie le permitía que se sienta asustada, preocupada. Y se preguntó: ¿por qué no iba a tener miedo en una situación tan crucial? En sus tesis afirma lo que para ella resulta más lógico: “mirar hacia otro lado no soluciona los problemas ni te hace sentir mejor, y solo aprendiendo a gestionar correctamente las emociones se puede vivir auténticamente conectado con los sentimientos y llevar una vida consecuente con aquello que está ocurriendo”.
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El sicólogo Ángel Luis Sánchez comenta que: “Un optimismo excesivo puede llevar a que confiemos demasiado en el futuro y a que no pongamos lo suficiente de nuestra parte para que aquello que pretendemos termine por llegar”. Wapa, ahora ya sabes, si te sientes triste no pienses que la “vida es bella”, sino trata de arreglar tus problemas de forma más directa, ya que en ese estado de depresión, se piensa mejor y con más coherencia.