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01 Feb 2021 | 13:00 h

Farmacéutico destruyó 500 vacunas contra COVID-19 por insólita razón

El farmacéutico creía que la vacuna contra la COVID-19 tenía un microchip y que haría infértiles a las personas, pero además estaba convencido de que el mundo físico que lo rodeaba no era lo que todos ven.

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    Steven Brandenburg, conocido como el saboteador de las vacunas, era colaborador de un hospital de Wisconsin, en Estados Unidos, hasta el 31 de diciembre, cuando fue detenido por destruir 500 dosis de la vacuna contra la COVID-19

    El farmacéutico sacó de su necesaria refrigeración 57 viales que contenían aproximadamente 570 dosis de la nueva vacuna contra el coronavirus, y provocó que se estropearan, así detalló la Policía mediante un comunicado.

    El centro hospitalario comunicó de que 57 viales de la vacuna de Moderna fueron desechados luego de que un empleado de manera "inadvertida" extrajo las dosis del refrigerador en el centro de Grafton y las dejó fuera durante toda la noche.

    El empleado, sin embargo, admitió posteriormente haberlo hecho de forma premeditada y que 57 personas fueron inoculadas con algunas de las dosis que habían sido extraídas de los refrigeradores, justo antes de que el resto de las dosis fueran desechadas. 

    Según con The Daily Beast, el FBI envió a principios de este mes una solicitud de permiso para analizar un iPhone, una computadora portátil y una memoria USB incautada a Steven Brandenburg. Buscaban más indicios de este hecho que generó reacciones a favor y en contra del autor.

    De acuerdo con el reporte, el farmacéutico de Wisconsin saboteó intencionalmente cientos de dosis de la vacuna contra el coronavirus, porque pensó que la COVID-19 era un invento de las grandes élites de poder.

    La solicitud de orden judicial, presentada en un tribunal federal por la agente especial del FBI, Lindsay Schloemer, revela que los delirios de Brandenburg fueron mucho más allá de poner en tela de juicio la realidad del coronavirus

    Brandenburg no solo insistió en que la vacuna "con microchip apagaría el control de la natalidad de las personas y haría infértiles a otras", sino que también estaba convencido de que el mundo físico que lo rodeaba no era lo que parecía, narró una compañera de trabajo.

    "Algunas de las teorías de la conspiración que Brandenburg le contó (al compañero de trabajo) incluían: la tierra es plana; el cielo no es real, más bien es un escudo levantado por el Gobierno para evitar que los individuos vean a Dios; y se acerca el Día del Juicio", precisa la presentación de 26 páginas.

    La compañera de trabajo, identificada en el documento como la técnica de farmacia Sarah Sticker, adujo a las autoridades que Brandenburg llevaba una pistola calibre 45 al centro hospitalario y que dijo que la necesitaba "en caso de que los militares vinieran a llevárselo". 

    Los policías confiscaron varias armas de fuego de la casa de Brandenburg en la víspera de Año Nuevo.

    Sticker, quien habría descubierto que Brandenburg sacó del refrigerador las vacunas el 24 y el 25 de diciembre, dijo a los investigadores que el hombre trató de hacerla sentir culpable tras enterarse de que ella lo entregó.

    "Si pierdo este trabajo, pierdo a mis hijos", le habría dicho Brandenburg a Sticker, quien acotó que temía que Brandenburg se estuviera volviendo "desesperado" o "desquiciado".