La primera vez que Belén dijo que no quería tener hijos era apenas una niña. Iba a primer grado y, por supuesto, nadie lo tomó demasiado en serio. Mientras sus compañeritas contaban qué nombres le iban a poner a sus bebés, ella seguía firme en su convicción. Siempre se había sentido "la rara" hasta que un día escuchó la respuesta de una profesora a una alumna que la compadeció por no haber sido madre.
"Uff, ese día me explotó la cabeza. Pensé ‘¿estoy mal?’ 'O sea, ¿tengo que querer ser mamá?’", explicó en diálogo con Infobae.
Belén Álvarez tiene 27 años, vive en Laferrere y es neurofisióloga, lo que significa que se dedica a hacer estudios para la detección de enfermedades neurológicas. Es parte de un movimiento global llamado 'child free' (Libre de hijos) y acaba de cumplir un año desde que decidió ligarse las trompas de falopio, lo que ella llama popularmente esterilización.
Han transcurrido casi veinte años, pero Belén todavía recuerda los detalles de aquella charla con sus compañeras de sexto grado.
"Estaban haciendo la lista de cómo se iban a llamar sus bebés y me sorprendió que todas estaban muy decididas. Sabían los nombres y sabían que primero iban a tener un nene, después una nena. Incluso planeaban cuántos años se iban a llevar entre ellos; teníamos 11, 12 años", relata la joven.
Todos en su familia habían tenido, por lo menos, cuatro hijos. "Yo era la primera que no sentía ese llamado. Hasta que me preguntaron a mí ‘¿y los tuyos cómo se van a llamar?’. Empecé a tirar fruta, porque por dentro decía ‘es que yo no quiero tener hijos’. Fue una sensación rara. Pensé ‘¿yo estoy mal?’ 'O sea, ¿tengo que querer ser mamá?’, ¿por qué no me pasa eso a mí?", recuerda Belén.
A pesar de la incomodidad de salirse del círculo de la maternidad obligatoria y de que todos en su familia tienen, por lo menos, cuatro hijos, la convicción siguió en mente.
"No tenía ningún ejemplo de alguien en la familia que no hubiera querido tener hijos. Yo era la primera que no sentía ese llamado", argumenta, haciendo alusión al estereotipo que dicen que, por el hecho de tener la capacidad biológica de gestar, todas las mujeres sienten, tarde o temprano, la necesidad de ser madres.
Gracias a su profesora no se sintió tan mal. Fue en noveno grado, Belén tenía 14 años: de un lado del aula, las alumnos y alumnos; detrás del escritorio, la docente de Lengua y Literatura, una mujer "muy experimentada", culta, exbailarina, de unos 70 años, a la que Belén admiraba por las anécdotas que les contaba, por la forma en la que los estimulaba.
"Una de mis compañeras le dijo: ‘Ay, profe, qué feo que usted no tuvo hijos’. La profesora paró la clase y le contestó que no le tuviera pena, que no creyera que ella no había podido sino que había decidido no tenerlos. Que tampoco se había casado y que era feliz así", recuerda Belén, como si fuera hoy.
"Y a mí uff, me explotó la cabeza. Yo sentía lo mismo pero no sabía que se podía vivir sin esas dos cosas. Y desde ahí lo tuve más claro que nunca: ‘Este es el estilo de vida que quiero’", expresó.
Terminó el secundario y estuvo casi seis años de novia con un joven de su misma edad, por lo que muchos en su entorno dieron por sentado de que, en cualquier momento, iba a quedar embarazada y tener el heredero que la familia ansiaba.
"Me han dicho de todo, lo más común es ‘cuando llegues a tal edad se te va a despertar el reloj biológico y va a hacer que quieras tener hijos’. Hasta los comerciantes del barrio me preguntaban qué pasaba, porque ya tenía 22 y no tenía chicos. Es increíble cómo tanta gente se cree con derecho a opinar sobre tu vida", sostiene.
"Creo que sigue estando muy instalado el tema de ‘mujer’ como sinónimo de ‘madre’. Como que ‘ah, nació nena, entonces va a ser madre, abuela, morir’. Hace muy poco tiempo se está planteando esta otra forma de vida y la sociedad no está acostumbrada a que una mujer decida sobre su cuerpo, básicamente. Es como que el cuerpo de la mujer es de dominio público: todo el mundo puede opinar, todo el mundo puede tocar. Y creo que ahí está el tema: el cuerpo es propiedad privada y la decisión de tener hijos o no es de cada una", sostiene con mucho ahínco la joven de 27 años.
La profesional recuerda, con pena, que aún en esta sociedad existe la cultura de la maternidad forzada, y que por eso, ha recibido en muchas oportunidades diversos comentarios en redes sociales: "Te vamos a violar, vas a ver cómo no te va a quedar otra que ser madre".
Belén sostuvo su decisión a solas hasta que, hace algunos años, vio un meme en el que se burlaban de los child-free, que son las personas que no tienen ni quieren tener hijos.
Enseguida entró a Google y encontró que existían muchos grupos en inglés que formaban parte de un movimiento mundial.
"Y me encuentro con un mundo de gente que compartía este sentimiento de no querer tener hijos. Todos teníamos experiencias similares, lidiábamos con la típica tía que en Navidad te insiste ‘¿y para cuándo?’. De repente, el movimiento 'child free' me dio un apoyo. Ya no me sentía sola, no sentía que estaba loca", manifestó en conversación con Infobae.
"Como no queremos tener hijos mucha gente cree que odiamos a los niños. Y la verdad es que nada que ver, hay muchas maestras jardineras, profesores. Yo, misma tengo adoración por los nenes, no soy una 'child hater' (odiadora de niños), participo activamente del cuidado de mis sobrinos", argumenta.
"Dentro del movimiento tenemos distintos motivos por los cuales no queremos ser padres, pero todos lo vemos desde el lado de la responsabilidad. Algunos sienten que tienen un estilo de vida que no concuerda, otros porque tienen alguna enfermedad y no quieren que un hijo o la herede o sufra por eso. Ese es mi caso. También hay personas que simplemente no quieren, también es mi caso. Somos personas que no creemos que sea responsable traer al mundo un hijo que uno no desea", sostiene la profesional.
Bajo esa ideología, le han sugerido que fuera a un psicólogo o le han preguntado "¿y quién te va a cuidar cuando seas vieja?".
Belén contesta y culmina: "Conozco tantos viejitos a los que nadie va a ver nunca y mueren ahí, solos, que sé que tener hijos no te garantiza nada. Además ¿qué? ¿vas a traer un hijo al mundo para que sea tu enfermero? Eso sí me parece egoísta".