Un comité científico que asesora al gobierno de Bolivia advirtió sobre el consumo del dióxido de cloro para tratar el coronavirus y de sus graves daños para la salud, ante recomendaciones y pedidos para su uso.
"El dióxido de cloro es una sustancia utilizada como desinfectante de superficies y blanqueador de materiales orgánicos. Su ingesta tiene diversos efectos secundarios", dijo el comité en un comunicado difundido por el Ministerio de Salud.
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Durante la última semana surgieron en Bolivia versiones en las redes sociales sobre sus beneficios para combatir la COVID-19 que hasta la fecha, desde su aparición a principios de marzo, contagió a 31.524 personas y dejó 1.014 decesos.
Asimismo, la estatal Universidad Juan Misael Saracho de la región de Tarija (sur) anunció que sus laboratorios químicos comenzarán a fabricar dióxido de cloro para su uso en hospitales locales, y una organización de vecinos de la ciudad de El Alto, colindante a La Paz, pidió al gobierno su uso.
Entre los efectos secundarios mencionó la "falla respiratoria, metahemoglobinemia (trastorno sanguíneo), hipotensión aguda (presión arterial baja), falla hepática, anemia, vómitos y diarrea".
Además, mencionó también que "no existe ninguna publicación en revistas médicas científicas sobre sus efectos contra COVID-19", y precisó que diferentes agencias internacionales de salud lo clasifican "como tóxico para la salud pública por la concentración de sus ingredientes".
El comité científico manifestó que el consumo de este producto "puede interferir" en la aplicación de labores de prevención apropiadas contra el coronavirus y "promover el abandono de otras medidas que han demostrado ser eficaces y seguras".
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En Estados Unidos y otros países se prohibió su utilización para combatir el coronavirus. En Australia, una iglesia fue multada por el gobierno de ese país por publicitar este producto.
Con información de AFP